Balance (¿final?)

MSF
20/02/2009

Hace justo un año que llegamos a Uganda, parece increíble lo rápido que ha pasado todo...

Releo mi primera entrada en el blog y siento como si fuera hace apenas unos días que estaba sentado en casa preparando el viaje.

Es verdad que parece que hace mucho tiempo que vinimos, pero sin embargo los días, las semanas, los meses se han sucedido sin que apenas nos diéramos cuenta.

Esta va a ser mi última entrada en el blog, así que aprovechando el primer aniversario de nuestra llegada, he pensado que era una buena oportunidad para hacer balance de la experiencia y compartirlo con vosotros.

Ante todo,  quisiera agradeceros el tiempo que habéis dedicado a leer mis textos e igualmente la participación, a veces constructiva, a veces no tanto, pero siempre interesante, que habéis tenido. Mi intención ha sido siempre ser lo más sincero posible y haceros partícipes de lo que íbamos viviendo a cada momento.

Si tuviera que ponerle un comentario a este año, en global, diría que ha sido muy positivo. Ha sido una experiencia vital intensa en muchos sentidos, y me ha dejado la sensación de haber aprendido, haber crecido, haber avanzado mucho más que si me hubiese quedado en mi querida y "controlada" Barcelona.

Muchas veces, la simple oportunidad de vivir en un contexto diferente es ya de por sí un motor potente que convierte cualquier experiencia en una pequeña aventura, atractiva, nueva, inspiradora, y que te deja con una sensación vital difícil de igualar.

En este sentido, uno de nuestros compañeros de viaje en estos meses ha sido el libro de Javier Reverte El sueño de África, en el que el periodista narra su viaje por Uganda y del que quería compartir con vosotros un párrafo que creo recoge muy bien esta sensación:

"... Pero viajar no es un empeño en busca de lo imaginado, no es la persecución de algo que uno quiere ver, cerrando los ojos a todo lo demás. No es un deporte hecho para los que están seguros de lo que son, qué quieren y a dónde van.

Una sola pregunta puede justificar un gran viaje y el viaje está hecho para aquellos que no saben muy bien hacia dónde se dirigen ni conocen con exactitud lo que buscan. Está hecho para los que intuyen que encontrar no es lo importante y que cumplir un sueño puede ser, sobre todo, darse de bruces con la aventura.

Es cierto que regresamos siempre, pero no debe viajarse con la intención de hacerlo.

Viajar tiene algo de nacimiento."

En lo referente al trabajo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el terreno, sin duda también ha sido una experiencia positiva. Me he convencido de que nuestra acción tiene un impacto directo y claro en la vida de la gente a la que atendemos, que la mayoría de las veces vive en condiciones muy duras y difíciles de aceptar.

En este sentido, hace un par de semanas estuve visitando el campo de refugiados de Nakivale, al suroeste del país, donde esta semana hemos empezado a trabajar. Durante la visita, en mi cabeza resonaban las palabras que el presidente de MSF pronunció en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz en 1999: "... nuestros equipos trabajan para gente cuya dignidad es violada a diario", y es que la vida para la mayoría de gente en este país no es nada fácil.

De hecho, éste ha sido quizás el punto más difícil de asumir de la experiencia. Pues la vida de expatriado en Uganda es una vida muy "fácil" y en comparación con la mayoría de gente del país una vida "de lujo".

Luego, mirado objetivamente, todo tiene su justificación, ya sea por seguridad, para que los expatriados no se quemen al primer mes y puedan dar lo mejor de sí por 6, 9, 12 meses, porque en este tipo de países no hay término medio,  barrios ricos o barrios pobres, por, por, por... La justificación racional está clara, pero, sin duda, desde un punto de vista emocional, a veces uno se siente fuera de lugar e incómodo por vivir al margen del sufrimiento de la gente... Como le comentaba hace unos días a un amigo, creo que este punto no le quita valor a nuestro trabajo, pero si romanticismo...

En cuanto a la familia, la verdad es que ha sido también una gran experiencia. Ha sido increíble ver la capacidad de adaptación que han demostrado Marc y Marta, hablando perfectamente inglés a estas alturas, y también para Silvia ha sido una oportunidad para salir de la loca dinámica del trabajo de la empresa multinacional y poder volver a encontrarse a si misma, como persona, madre, esposa,...

A la vez, el estar aquí juntos, los cuatro, conociendo, descubriendo, viviendo, nos ha unido, ha creado una mágica complicidad y estoy seguro que hará de este tiempo una experiencia que siempre recordaremos.

Así que este es un adiós para nuestro blog, pero no para la experiencia...

Hemos decidido quedarnos unos meses más, hasta finales de agosto, para intentar estrujar hasta la última gota de vida que esta oportunidad pueda brindarnos.

Pues nada, mucha suerte a todos y de nuevo, gracias por vuestro tiempo.

David, Kampala, 17 de febrero del 2009.