Cuidar la salud de las comunidades aisladas en Brasil

La coordinadora de enfermería de Médicos Sin Fronteras en un municipio escondido en el norte brasileño ilustra con las historias de sus pacientes las dificultades a las que se enfrentan a diario los habitantes alrededor del río Anapu.

MSF
03/09/2021

Después de viajar 24 horas por el río Anapu, en el norte de Brasil, llegamos a nuestra primera parada, Ipixuna, una pequeña comunidad ribereña en el municipio remoto de Portel.

Nuestro objetivo principal era proporcionar atención médica a las personas con COVID-19. Sin embargo, sabíamos de antemano que podríamos encontrarnos en el camino con comunidades que tuviesen otro tipo de necesidades sanitarias, por lo que decidimos incorporar en nuestro equipo a personal médico que tuviese un fuerte componente en salud primaria. También contamos con expertos en logística y promotores de salud, cuyo trabajo es indispensable para hacer llegar los mensajes a las comunidades.

El municipio de Portel tiene uno de los peores promedios de Índice de Desarrollo Humano (HDI) de Brasil, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Y en este país, históricamente se ha desatendido del sistema de salud a las comunidades rurales. Las razones son muchas y variadas, pero una de ellas es por la dificultad del acceso a través de los ríos.

 

Descubrimos una gran falta de acceso a atención primaria durante nuestra intervención de COVID-19 en Portel

La población aquí está aislada, y las casas y las comunidades están muy distanciadas. Los puestos de salud suelen estar administrados solo por un técnico en enfermería. Así que era importante que promoviéramos el acceso a la atención de salud para estas comunidades. No solo la atención relacionada con el COVID-19 sino también todos sus otros problemas. No olvidemos que aquí las personas nos dicen que no han sido atendidas por un médico en mucho tiempo.

Desde el primer día de intervención, constatamos que efectivamente había una gran falta de acceso de las personas a los servicios de salud más básicos. Vimos que no había suficiente personal médico ni medicamentos; tampoco había una respuesta adecuada a emergencias (como mordeduras de serpientes), y el acceso a la atención de salud sexual y reproductiva era muy limitado. 

Tras varios días buscando casos de COVID, no encontramos rastro de la enfermedad en estas comunidades, lo cual es sin duda una buena noticia. Lo que sí encontramos fue lo que nos temíamos: un sistema de salud primaria completamente deficitario, especialmente en lo que se refiere a la prevención médica en asuntos como la salud sexual y reproductiva.

En cada consulta, escuchamos historias de pacientes que sirven para ilustrar las dificultades a las que se enfrentan a diario las comunidades del río Anapu.


Damos atención en comunidades aisladas en Portel, Brasil.

“Cuando se trata de un problema de salud grave, o te marchas y vas a Portel o vas directamente al cementerio. Y Portel está lejos. Si tengo 400 litros de combustible, voy hasta allí. Si no los tengo, no voy. Para cruzar el bosque tenemos el transporte que Dios nos dejó: el camino y nuestras piernas. Nos ponemos las botas y caminamos a través del monte. Decimos que está cerca, pero son más de 24 horas de caminata”, me decía Maria Rosinete Monteiro, residente de Ipixuna.

Los líderes de la comunidad, principalmente maestros y técnicos en enfermería a cargo de los puestos de salud, son testigos directos de la falta de servicios en estas comunidades.

“Vivimos en Portel, y pasamos períodos de aproximadamente 20 días aquí en Ipixuna debido a mi trabajo. Aquí, el acceso a la atención de salud es complicado. Con frecuencia, las personas ni siquiera tienen dinero para comprar combustible para el bote para llegar hasta el puesto de salud. Y para mí, como técnico en enfermería, también es difícil porque no hay líneas comerciales de botes que lleguen hasta aquí”, me comentaba Clevenaldo Rodrigues, técnico en enfermería de la comunidad de Ipixuna.

Durante las actividades médicas, nos dimos cuenta de que muchas personas carecen de información básica sobre el COVID-19. Su conocimiento sobre los síntomas, sobre cómo se propaga el virus y cómo prevenirlo es limitado. Y aunque todas las pruebas rápidas de COVID-19 que se hicieron a pacientes sintomáticos fueron negativas, el riesgo de que un caso llegue a la comunidad sigue siendo una realidad. Y para un grupo tan excluido del acceso básico a la atención de salud, ese riesgo resulta particularmente peligroso. Por este motivo, nuestro equipo de promoción de salud mantuvo largas sesiones y charlas con la población y entregó mascarillas a la gente para reducir el riesgo de exposición al virus tanto como sea posible.

 

Comunidad de Do Glória, una comunidad remota junto al río de la municipalidad de Portel.

Nuestro equipo médico se esforzó por atender a cada paciente de la mejor manera posible y brindó una amplia variedad de servicios básicos de salud, pero las carencias que constatamos deben abordarse rápidamente. Las necesidades de salud y otras necesidades básicas de estas comunidades rurales de Portel son muy grandes. 

Al final de los ocho días que duró la intervención del río Anapu, en Portel, atendimos a 390 pacientes. Los principales diagnósticos médicos fueron infecciones respiratorias no relacionadas con el COVID-19, enfermedades de la piel e infecciones del tracto genitourinario. Además, identificamos una falta de información sobre promoción de la salud y una falta de servicios integrales de salud para la salud sexual y reproductiva y para la violencia sexual y de género.

 

Durante junio y julio de 2021, nuestros equipos también ofrecieron capacitaciones a profesionales de la salud del municipio, donde abordamos temas como protocolos de prevención y de control de infecciones, flujo de pacientes y mensajes de prevención y de promoción de la salud. Después de terminar las actividades médicas en Portel, MSF entregó un informe de sus hallazgos y lecciones aprendidas a las autoridades sanitarias del municipio.



Publicado originalmente en El País / Planeta Futuro