Chad: una decisión difícil para los refugiados

Miles de personas deben decidir si regresan a Yamena o si se quedan en un campo

MSF
20/02/2008

Dos semanas después de los duros combates en Yamena, ha llegado la hora para los miles de chadianos que se refugiaron en Camerún de tomar una difícil decisión. Hasta ahora se habían instalado en la ciudad de Kousseri, a dos pasos de la frontera, a menudo en condiciones precarias. Estos últimos días, un importante número de familias ya había decidido regresar a Yamena, pero desde el sábado la ONU empezó a trasladar a los que quedaban al campo de Maltam, a una treintena de kilómetros de Kousseri. Para miles de personas se trata ahora de decidir entre regresar a Yamena o un traslado a Maltam. Volver a casa, con el riesgo y la incertidumbre que ello comporta o ir a vivir a un campo algo alejado pero seguro. Con este traslado las autoridades esperan también poder distinguir a los verdaderos refugiados de un cierto número de habitantes de Kousseri y de Yamena que se aprovechan de los servicios de asistencia.

La inseguridad es la principal razón mencionada por los refugiados que dudan en regresar al país. Algunos todavía tienen demasiado miedo tras los combates de una violencia extrema que sacudieron la capital. “Los rebeldes entraron y destruyeron la ciudad. Había muertos por todas partes, incluso delante de nuestra puerta. Era como en 1979 [durante la guerra civil], incluso peor”, recuerda Fátima, una viuda que se refugió en Kousseri con sus dos hijos pequeños. “No puedo regresar allí donde hay balas perdidas, estoy harta de presenciar esto. Es la cuarta vez que soy testigo de este tipo de incidentes. Ya perdí a mi marido y a mi hermano mayor durante los incidentes anteriores. Cada vez, matan a los más desafortunados como si tal cosa”.

Los combates cesaron hace 15 días, pero el miedo está presente. Los rumores más disparatados siguen circulando. “No recibimos buenas noticias de Yamena”, explica Madirome, una joven de 24 años. “Dicen que los rebeldes están a punto de atacar de nuevo Yamena. Quieren hacerse con todo el poder y [el Presidente] Déby no quiere irse. Si no llegan a un compromiso, no volverá la tranquilidad”. Al miedo de los combates se suma el miedo a las represalias. Desde hace dos semanas, los disparos son frecuentes durante la noche en Yamena. Además, las autoridades chadianas persiguen a las personas que se dedicaron al pillaje durante los enfrentamientos. Circulan numerosas historias sobre los cruentos métodos empleados por las fuerzas del orden. “Los militares tiene armas y amenazan a la gente. Registran las casas y se llevan las pertenencias de sus habitantes”, explica un hombre que procede de Yamena.

A la hora de decidir si pueden regresar al país, la seguridad es un factor importante, pero no el único. Para los más pobres, la cuestión es también saber si encontrarán de qué vivir. “Todavía no sé si quiero ir a Maltam”, explica Narcisse, un hombre de unos 50 años que desde hace 12 días vive en Kousseri con cinco miembros de su familia. Ya han agotado sus reservas de alimentos y duermen al aire libre. “Por un lado, en Yamena tengo mi casa, pero con la situación actual no es posible. Además, soy albañil y toda la actividad se ha paralizado. Si regreso y la actividad sigue paralizada, ¿qué voy a hacer? En Maltam, por lo menos, me darán de comer. Podré quedarme allí mientras espero a ver lo que pasa en Yamena”.

La subida de precios que se ha producido tras los enfrentamientos afecta sobre todo a los más desprovistos. Henriette, una abuela que desde hace 12 días vive debajo de un árbol con los 12 miembros de su familia, asegura que si les dan de comer, irán a Maltam. “En Yamena no hay nada. El precio del mijo ahora es muy alto. Si regresamos, ¿qué vamos a comer?”. El sábado pasado en Kousseri, la gente se peleaba por subirse a alguno de los camiones que les llevarían hasta el campo, atraídos sobre todo por la perspectiva de recibir alimentos y asistencia. Para Siméon, un estudiante que dice no querer regresar a Chad, la situación es muy sencilla: “Los que no tienen nada prefieren ir a Maltam y recibir alimentos”.

Hasta la fecha, el traslado se efectúa lentamente. El primer día apenas 700 personas fueron trasladadas. Los que se quedan en Kousseri continúan viviendo en unas condiciones muy precarias. Aunque se han distribuido mantas y lonas de plástico, muchas familias todavía se quejan del frío y de la falta de alimentos. En Madana, el principal emplazamiento temporal donde se han reagrupado los refugiados, MSF va a seguir llevando a cabo consultas médicas hasta que la mayoría de refugiados se hayan ido.

Aunque muchos refugiados quieran irse a Maltam, casi todos ven el campo como una fase transitoria. La mayoría de refugiados preguntados aseguran querer regresar a Yamena en unos meses. Cuando la situación se haya calmado. “Ahora no puedo regresar, regresar significa revivir los incidentes pasados. Necesito tiempo para descansar. Y cuando vuelva la tranquilidad a Yamena, yo también regresaré”, afirma Fátima.

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