Chad: vacunación contra el sarampión para niños en varias zonas

Tras un brote en el este de Chad, MSF está vacunando a niños de entre seis meses y 15 años contra el sarampión . En colaboración con el Ministerio de Salud, unos 135.000 niños ya han sido vacunados en el distrito de Abéché; y ahora se está desarrollando una campaña para vacunar a 90.000 niños más en el distrito vecino de Adré en la frontera con Sudán

MSF
06/04/2009

Como enfermera, Lenny Krommenhoek formó parte de este equipo de vacunación durante cinco semanas. A su regreso, relata los enormes retos logísticos a los que tuvieron que enfrentarse durante su misión y su experiencia en esta remota parte del mundo.

"La zona es bastante remota, a veces insegura y de muy difícil acceso. MSF ha alquilado camiones locales desvencijados para reducir el riesgo de secuestros de vehículos. El equipo consiste en unas 50 personas, incluyendo logistas, registradores, enfermeros y conductores. Viajamos en convoy de una base a otra, en equipos de siete personas, vacunando cada día. Un expatriado es responsable de cada equipo, asegurándose de que vamos a la aldea que toca y supervisando la vacunación.

Otro equipo se adelanta para hablar con los jefes de las aldeas, sensibilizar, anunciar nuestra llegada y averiguar más acerca de las aldeas, las condiciones de las carreteras, etc. Este equipo entonces da al coordinador todos los detalles y una lista de las aldeas en la zona. Cada día hay una reunión con los líderes de los equipos y el coordinador y de esta forma es como se asignan las aldeas a los diferentes equipos.

Naturalmente, la logística es muy importante. Las vacunas contra el sarampión y la polio deben mantenerse a temperaturas entre dos y ocho grados, por lo que ello implica una cadena de frío ¡en una zona en la que la temperatura media es de unos 40 grados! Desde nuestro equipo base en Farchana, dos logistas organizan esta cadena de frío. Se ocupan de que las vacunas sean transportadas al terreno, junto con otras cosas necesarias como agujas, comida y agua.

Un mundo diferente
Habiendo estado yo misma en esta zona me asombra cómo la gente puede vivir en lugares remotos como éstos sin mucho que comer y a veces sin agua… Los niños suelen ir sucios, pero ¿qué otra cosa puede esperarse si por aquí cerca no hay agua? La comida consiste mayoritariamente de una masa hecha con mijo y una especie de salsa. En el mercado sólo hay tomates, cebollas y cacahuetes. La carne, el arroz y la pasta son un lujo. La gente va a buscar agua en burros, cuando los tienen, o a pie transportándola sobre sus cabezas.

Dormimos en las aldeas en el suelo sobre un colchón y rodeados de una mosquitera, por eso estuvimos muy cerca de la gente. Los niños solían mirarnos cuando, tras un largo y polvoriento día de trabajo, regresábamos a nuestro campamento, nos quitábamos los zapatos y los apestosos calcetines y nos preparábamos para acostarnos. Debido a la falta de agua con frecuencia sólo teníamos agua potable para beber y un poco para lavarnos las manos. ¡Esto resulta bastante duro cuando estás acostumbrado a ducharte cada día! Naturalmente esto sólo fue durante un tiempo muy corto pero suficiente para darnos cuenta de lo importante que realmente es el agua.

Una jornada cualquiera
Un día típico empezaba sobre las cinco de la mañana con la salida del sol. Despertarse, recoger la cama y nuestras cosas, ponerlas en el camión, comprobar que llevábamos lo esencial para el día, luego tomar té y desayunar y movilizar al equipo. Preguntar acerca de la situación de seguridad, limpiar la zona y procurar estar listo para salir a las 7 en punto.

Muchas veces tuvimos averías con los camiones. Las carreteras y los wadis (cauces secos de los ‘ríos’) que teníamos que cruzar eran de difícil acceso. Luego naturalmente siempre había piezas de los vehículos que se rompían y ruedas que pinchaban. Un buen viaje convoy supone 3 horas para ir de una base a la otra pero hubo días en los que tardamos el doble. Aunque intentamos vacunar los días de viaje, eso por supuesto ni siempre fue factible. Montar un nuevo campamento base supone mucho trabajo: limpiar el área, extender la lona de plástico para dormir, instalar la cocina, los lavabos y las duchas (si hay un pozo disponible).

Al día siguiente intentábamos salir del campamento base a las siete en punto con un guía que nos indicaba el camino (imaginad lo que es viajar en camión por caminos de burros) hasta la aldea donde hablábamos con su jefe y localizábamos un sitio donde montar el punto de vacunación. En algunos lugares muchos niños con sus madres se reunían para vernos montar el punto de vacunación bajo un árbol al lado del camión. Es muy importante que se monte bien para que los niños puedan ser vacunados correctamente. También reciben vitamina A y se les vacuna contra la polio y es esencial asegurarse que no vuelven para ser vacunados una segunda vez. A veces tuvimos que cambiar el punto de vacunación de sitio más de dos veces cada día por la poca presencia de niños.

Teníamos que asegurarnos de estar de regreso al campamento base hacia las cinco de la tarde. Luego hacer los números, asegurar que el camión estaba limpio y vaciarlo de viales vacíos, cajas de agujas y otra basura. Hacia las 6:30h todo el personal nos reuníamos, luego comíamos algo y charlábamos de las cosas más destacables de la jornada. A las nueve todo el mundo estaba tan cansado que conciliar el sueño nunca era un problema".