Darfur: "Nos encontramos frente a una crisis de sufrimiento humano"

El Dr. Rowan Gillies, presidente internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF), ha regresado hace poco de una visita a Jartum y Darfur. En la siguiente entrevista explica la situación actual de esta región sudanesa.

MSF
08/11/2006

El año pasado, MSF fue objeto de más de 40 incidentes de seguridad, que obligaron a la organización a cerrar proyectos o reducir sus actividades y personal en la mayoría de sus programas asistenciales en la región de Jebel Marra. En el oeste de Darfur, MSF ya no puede referir a los pacientes que requieren ser intervenidos quirúrgicamente y ha tenido que posponer su asistencia a unas 160.000 personas con poco acceso a la ayuda o atención sanitaria en la ciudad de Seleia. En el sur de Darfur, los equipos de MSF han tenido que evacuar las ciudades de Muhajariya y Shariya en numerosas ocasiones. El Dr. Gillies se reunió con autoridades del gobierno sudanés para expresar las preocupaciones de MSF acerca del deterioro de la situación de seguridad en Darfur así como evaluar las necesidades humanitarias en la región. A continuación, habla de la situación actual.

Trabajaste en la ciudad de Mornay, al oeste de Darfur, en julio de 2004 y ahora acabas de regresar en octubre de 2006. ¿Qué ha cambiado?
La situación ciertamente ha cambiado desde que estuve en Darfur hace dos años. Por aquel entonces, durante seis meses el goteo de nuevos desplazados era constante. Se habían producido asesinatos y actos de violencia masivos contra una gran mayoría de población. La gente en los campos requería asistencia inmediata, alimentos y agua. Se produjeron también brotes epidémicos, como por ejemplo de hepatitis E. Existía la necesidad de una respuesta humanitaria masiva, y fue justo entonces cuando la respuesta empezaba a ampliarse. Hoy, la situación es bastante diferente. MSF ha tenido que reducir sus actividades porque se han intensificado los enfrentamientos y la inseguridad es cada vez más generalizada en todo Darfur. En lo que se refiere a datos sanitarios en las denominadas islas de asistencia –los campos de desplazados en las ciudades controladas por el gobierno– a las que podemos acceder, algunos de los parámetros en materia de nutrición y mortalidad son aceptables. No obstante, nos encontramos frente a una crisis de sufrimiento humano. Estas personas viven confinadas en campos desde hace más de 30 meses. No pueden salir fuera del campo en busca de las necesidades más básicas para su supervivencia porque corren un gran riesgo de ser asesinadas o violadas. Y éstas se supone que son las afortunadas, las personas que han conseguido tener acceso a algo de asistencia.

El grado de inseguridad varía de una zona a otra de Darfur. Hay muchos lugares a los que MSF no puede acceder debido a la situación de seguridad y simplemente no sabemos el estado en el que se encuentran estas poblaciones. Recientemente respondimos al desplazamiento de 35.000 personas en Muhajariya, al sur de Darfur. El desplazamiento se había producido en las últimas tres semanas. Necesitaban de forma acuciante agua y alimentos. Y si su situación de desplazamiento continúa, van a enfrentarse a los mismos problemas que las personas que tuvieron que abandonar sus hogares en 2004. La situación de la población puede calificarse de médicamente estable, pero humanamente, completamente inaceptable.

MSF trabaja en Darfur desde hace más de dos años, y sin embargo este año el personal de la organización se ha visto involucrado en más de 40 incidentes de seguridad en Darfur, la mayoría de los cuales se han producido en carreteras y ciudades controladas por el gobierno sudanés. ¿Nos hemos convertido en objetivos deliberados?
MSF ha sido objeto de varios ataques violentos, que van desde asaltos por parte de bandidos a claros ataques contra trabajadores humanitarios. No pensamos que MSF sea concretamente el blanco, pero sin duda sí los trabajadores humanitarios en general. Algunos han ocurrido en zonas controladas por el gobierno así como en otras partes de Darfur. Sea quien sea el autor de los mismos, y en especial el gobierno, debe asumir la responsabilidad de lo que ocurre en las zonas bajo su control. Estos ataques selectivos nos han llevado a interrumpir nuestras actividades, lo que significa que, como trabajadores médico humanitarios, nos hemos visto obligados a tomar la difícil decisión de abandonar a las poblaciones que necesitan asistencia porque simplemente es demasiado peligroso intentar llegar a ellas. Y eso es lo que hace poco ha pasado en la cordillera del Jebel Marra, donde tuvimos que evacuar a nuestros equipos justo en medio de una epidemia de cólera. Tuvimos que reducir nuestros equipos cuando hubiésemos tenido que ampliarlos para proporcionar asistencia vital. Hoy en la zona del Jebel Moon, ni tan siquiera podemos evaluar la situación de los desplazados por los recientes combates.

¿Son estos ataques parte de una estrategia para limitar la ayuda?
Es difícil de saber. Hay muchas personas que predicen si existen o no estrategias. El resultado final real es que la ayuda se está reduciendo para estas personas. Hay algunas personas que necesitan asistencia médica y no la tienen, y no sabemos lo que está sucediendo en una gran parte de Darfur. Éste es el resultado, sea cual sea la estrategia.

Hace poco te reuniste con autoridades del gobierno sudanés en Jartum a fin de expresarles nuestras preocupaciones. ¿Cuál fue su respuesta? ¿Están dispuestos a emprender alguna acción?
Los ministros con los que me reuní dejaron muy claro que son responsables de la seguridad de los trabajadores de la ayuda humanitaria en las zonas bajo su control. Su respuesta fue positiva en cuanto a garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios y nuestra capacidad de desplazarnos libremente para evaluar las necesidades de las poblaciones afectadas con total independencia. Pero queda por ver si sus garantías se ajustan a sus acciones en el terreno y eso se traduce en la materialización de la capacidad de poder desplazarnos por las carreteras de Darfur. Hasta la fecha éste todavía no es el caso.

Los programas que hasta hace poco llevaba a cabo MSF giraban en torno a un sistema de referencia para los pacientes que necesitaban ser intervenidos quirúrgicamente, pero ya no podemos trasladar a los pacientes en estado crítico porque las carreteras son demasiado peligrosas. En 2004, recorrí en coche la mayoría de carreteras de Darfur. Hoy, todas menos una de las principales carreteras resultan demasiado peligrosas. Todos los movimientos del personal deben realizarse en avión.

Algunas organizaciones de ayuda humanitaria se han posicionado a favor del despliegue de fuerzas de paz de Naciones Unidas en Darfur. ¿Cuáles son los peligros inherentes de adoptar este tipo de posturas?
Resulta frustrante cuando trabajas en Darfur y ves la violencia perpetrada contra los civiles, y ves como las mujeres acuden a tu consulta después de una violación y ves como esta terrible guerra continúa y la capacidad de asistencia se va reduciendo cada vez más. Existe el deseo de encontrar una solución y la tentación de aconsejar un “arreglo rápido” para resolver la situación, por muy ilusorio que en realidad pueda ser. No obstante, la responsabilidad de las organizaciones humanitarias es asistir a las poblaciones y describir lo que ven. Ésta es la forma como vemos nuestra responsabilidad.

Cuando las organizaciones humanitarias se implican en las negociaciones de paz o apelan a una intervención militar, están traspasando los límites de su responsabilidad humanitaria. Algunas organizaciones de ayuda han apelado a una intervención armada en Darfur. El problema es que estas organizaciones están dañando –realmente comprometiendo– la neutralidad de las organizaciones de ayuda humanitaria, algo esencial para trabajar en zonas de guerra y crucial para la seguridad de los trabajadores humanitarios. MSF tiene que mantener su neutralidad para permitirnos negociar con combatientes de todas las partes en un conflicto a fin de poder acceder a las poblaciones en peligro.

Cuando empiezas recomendando intervenciones armadas –especialmente una que potencialmente podría acabar sin el consentimiento del gobierno– estás recomendando que otra parte entre en la guerra. Como organización humanitaria, esto es algo que no debemos aconsejar de ninguna forma. Nuestro papel no es tomar partido en un conflicto puesto que estas acciones pueden poner en grave peligro a nuestro personal y negar el propio argumento de la neutralidad que es lo que primordialmente nos permite trabajar.