Desnutrición en el este de Chad: “Debemos recuperar la confianza de las madres y esto supone un gran reto”

Médicos Sin Fronteras (MSF) está ampliando sus programas de emergencia para ayudar a contener los niveles de desnutrición aguda severa en Chad. A principios de año, en algunas zonas se reportaron tasas de desnutrición aguda global de hasta un 24% en niños menores de 5 años. Marcus Bachmann, coordinador del proyecto de MSF en el distrito de Biltine, describe la situación actual.

MSF
30/05/2012

Incluso en un año normal, Chad registra una de las tasas más elevadas de desnutrición crónica del mundo. Este año, varios factores como las lluvias irregulares, las malas cosechas, los altos precios de los alimentos y el combustible, el agotamiento de las reservas de alimentos antes de lo esperado y un acceso deficitario a los servicios de salud han contribuido al aumento de las tasas de desnutrición. Además, decenas de miles de chadianos que trabajaban en Libia han regresado a casa huyendo de la violencia, lo que ha supuesto una pérdida de ingresos para muchas familias.

En abril, Médicos Sin Fronteras (MSF) abrió un centro de nutrición terapéutica intensiva en la ciudad de Biltine y cinco centros de nutrición terapéutica ambulatorios en los alrededores. A principios de mayo, 282 niños habían recibido tratamiento nutricional ambulatorio y otros 42 gravemente enfermos habían sido ingresados en el centro de tratamiento intensivo.

MSF prevé abrir siete centros nutricionales ambulatorios más en esta zona del este de Chad antes de que se produzca el pico de desnutrición estacional, que empieza en julio. El coordinador del proyecto de MSF en Biltine, Marcus Bachmann, nos amplía esta información.

¿Por qué hay unas tasas tan altas de desnutrición en Biltine?
En febrero empieza el periodo de escasez en Chad, que es cuando las familias agotan  sus reservas de alimentos antes de la siguiente cosecha. Este año hemos encontrado altas tasas de desnutrición aguda severa en niños menores de 5 años, porque solo se ha podido recoger un 46% de las cosechas necesarias para alimentar a la población, una cifra muy por debajo de la media. Además, muchos chadianos que trabajaban en Libia perdieron su empleo durante la guerra y regresaron a casa. Estos hombres se han trasladado a otras partes de Chad en busca de trabajo, pero los salarios son más bajos y por tanto mandan menos dinero a casa.  

¿Cuál ha sido el mayor reto hasta ahora?
Al principio del periodo de escasez, que este año se ha adelantado, muchas madres nos contaban que habían caminado 15 y 25 kilómetros para llegar a un centro de salud y que allí apenas habían recibido atención sanitaria para sus hijos desnutridos. Muchos centros de salud del distrito de Biltine carecen del equipamiento necesario y no disponen de personal lo bastante cualificado. Por este motivo, estamos haciendo un gran esfuerzo para llegar a estas mujeres, tranquilizarlas asegurándoles que podrán ver a un médico y que sus hijos recibirán el tratamiento que necesitan. Debemos recuperar la confianza de las madres de esta zona y esto supone un gran reto.

¿Cómo funciona un centro de nutrición ambulatorio?
Nuestro equipo móvil, formado por un supervisor de MSF y nueve trabajadores sanitarios, se desplaza cada semana a distintos centros de salud o clínicas locales, donde instala su equipamiento. Allí pasa todo el día registrando y examinando a los niños para determinar si padecen desnutrición, midiéndoles la circunferencia del brazo y pesándolos. Los niños también pasan una prueba de apetito y una de malaria. Luego se da a las madres una ración semanal de alimentos terapéuticos, una manta y una mosquitera. Cada semana, las madres tienen que volver con sus hijos para hacerles un control y recibir nuevas raciones de alimentos terapéuticos hasta que vuelvan a estar sanos.

Los niños que están muy enfermos son referidos a la sala de pediatría del hospital de distrito en la ciudad de Biltine, donde tenemos una unidad de nutrición terapéutica intensiva. Allí tratamos problemas graves en niños que generalmente, debido a la inmunodeficiencia causada por la desnutrición, padecen otras enfermedades, como infecciones respiratorias, diarrea e incluso tuberculosis. También pueden ser niños que están demasiado débiles para comer y tienen que ser alimentados mediante una sonda  nasogástrica.

¿Estamos viendo mejoras?
Hay varias cosas que me emocionan cuando veo a las madres acudir a los centros nutricionales con sus hijos. Han caminado largas distancias con ellos a la espalda en unas condiciones durísimas y bajo un sol de justicia. Me cuentan que tenían dudas sobre si MSF iba a volver para ayudarles una semana tras otra, y están muy contentas de que sus hijos por fin reciban tratamiento y mejoren. Nos estamos ganando la confianza de las madres y ellas son quienes hablan de nosotros a otras madres.

¿Cuáles son los próximos pasos?
Nuestra intervención de emergencia en Biltine durará hasta diciembre y para entonces ya habremos abierto siete centros ambulatorios más. También esperamos que el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas empiece a hacer distribuciones generales de alimentos a la población de Biltine lo antes posible.

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MSF tiene otros programas nutricionales en Chad, además de la intervención en el distrito de Biltine, en el este del país. En el sureste, otro equipo de la organización lleva a cabo un programa en Am Timan, en la región de Salamat, donde las tasas de desnutrición también se han disparado. Entre enero y abril, 2.478 niños recibieron tratamiento en centros nutricionales ambulatorios, casi el doble que el año pasado.

En la región de Batha, situada en el centro de Chad, MSF inició un programa en Yao en abril. Hasta principios de mayo, 420 niños habían recibido tratamiento nutricional.

En el oeste del país, MSF gestiona un hospital pediátrico de 200 camas en la ciudad de Massakory, capital de la región de Hadjer Lamis. Actualmente hay 160 niños ingresados por enfermedades de la infancia y por desnutrición.

La semana pasada otro equipo de MSF inició otra intervención nutricional en la región de Salamat, esta vez en Abou Deia, con el objetivo de tratar a unos 1.000 niños.