Diarios de Karamoja (1): y la lluvia que no llega

MSF
09/06/2008

Despego de Kampala con el eco de las noticias sobre el empeoramiento de la situación nutricional en Karamoja. La estación de lluvias llega a su fin y apenas ha llovido este año en la región. La falta de agua hace que la tierra esté demasiado dura para trabajarla, con lo que ya se ha perdido la siembra de dos de sus cultivos.

Después de aterrizar, de camino al proyecto, compruebo los efectos de la falta de agua de estos meses, con el paisaje teñido del marrón de la hierba seca y la tierra árida. Recuerdo que la última vez que estuve aquí, hace un par de meses, me hablaban de cómo en la época de lluvias todo se volvía verde, pero está claro que este año no ha sido así. Como última confirmación cruzamos el sendero del río, un trazado de unos 20 metros de ancho y dos metros de alto, totalmente seco ahora.

Al llegar a la oficina, Harriet, nuestra coordinadora de proyecto, me confirma la situación extrema de la región. A la falta de lluvia hay que añadir una alarmante subida de precios de los alimentos en todo el país, que hace que cada vez haya más gente con riesgo de hambruna. Hace unos días el alcalde le explicaba que ya habían registrado 16 muertes en el pueblo relacionadas con la falta de alimento. Según comenta la gente, no se recuerda una situación tan crítica desde principios de los 90.

Repasamos con Harriet la agenda para la semana y me comenta que ahora tenemos en el programa unos 1.300 niños a los que estamos dando tratamiento: 1.000 con desnutrición moderada y 300 con desnutrición severa. Además, en el hospital tenemos a unos 30 niños ingresados con alguna complicación adicional. Respecto a las actividades, recientemente nos han aprobado la ampliación hasta el final del "hunger gap", época de hambruna, es decir noviembre y diciembre. Luego habrá que reevaluar la situación y decidir para los siguientes meses. En paralelo, y como resultado de la misión exploratoria que realizó Albert hace unas semanas, MSF Holanda ha abierto esta semana un proyecto nutricional en Moroto.

Los dos primeros días los paso trabajando en la oficina con Innocent instalando ‘Homere', un nuevo programa de gestión de recursos humanos que estamos implementando en todas las misiones de MSF España. Luego, repasamos la contabilidad del último mes y comprobamos que toda la información se ha registrado correctamente. La verdad es que me quedo tranquilo al comprobar que toda la parte de finanzas y administración del proyecto se está llevando de forma muy estricta.

Llega el viernes y me uno al equipo ambulatorio para ver el trabajo en el terreno. Hoy,  visitaremos Karenga. El equipo está ilusionado porque es una nueva aldea que se incorpora al programa. Hace un par de meses, Clara y Akiko realizaron una  evaluación nutricional en la zona e identificaron un preocupante 12% de tasa de desnutrición aguda entre los menores de 5 años. Es decir, más de 1 de cada 10 niños sufría desnutrición.

Karenga es uno de los distritos más poblados, así que se espera una gran afluencia de madres con sus hijos. Para dar a conocer el inicio de las actividades, en las últimas semanas, un equipo de Visitadores Comunitarios ha estado realizando tareas de sensibilización y movilización en las aldeas de la zona para que todas las madres con niños menores de 5 años vengan para que puedan ser visitados.

A las 7,30 de la mañana empieza a llegar todo el personal y acabamos de preparar la salida. Como no estamos seguros del número de niños que se presentarán iremos los dos equipos ambulatorios al completo. Media hora más tarde ya está todo listo y partimos de la base en convoy: un total de tres coches, dos ‘pick up' y unas 25 personas. En los ‘pick up' llevamos las dosis de comida para las posibles altas en el programa. En total, son unos 1.200 kilos de comida terapéutica que deberían cubrir aproximadamente dos semanas para unos 50 niños con malnutrición severa y 200 de moderados.

Son dos horas de viaje hasta Karenga y en el camino paramos en Kathele para dejar a cuatro pequeños que han sido dados de alta del hospital esta mañana.

Llegamos a la aldea y empieza el despliegue para poder empezar cuanto antes. Esta vez estaré ayudando en la parte de admisiones, donde evaluaremos con el MUAC (cinta para evaluar el estado nutricional del niño) a todos los niños que se presenten, identificando aquellos con desnutrición que luego serán pesados y tallados, para finalmente recibir consulta.

Sobre las 14.00 horas terminamos nuestra parte del trabajo. En total, hemos evaluado unos 500 niños, de los cuáles 75 sufren desnutrición (15 severa y 65 moderada). Esto significa un 15% de tasa de desnutrición aguda, una cifra peor a la de hace sólo dos meses. Además, 75 niños más están en la zona "amarilla" del MUAC, es decir, con riesgo de desnutrición.

Los pequeños identificados con desnutrición entrarán en el programa y empezarán a recibir desde hoy sus dosis de comida terapéutica. Luego, los Visitadores Comunitarios deberán realizar un seguimiento de los pequeños y, finalmente, cada semana, se les pedirá a las madres que vuelvan a traer a los niños a la visita del equipo para pasar consulta y ver cómo evolucionan.

De vuelta a Kaabong, nos llevamos a tres niños que deberán ser ingresados en el hospital. Uno de ellos, es un bebé recién nacido que pesa tan solo 1,3 kilos. Cuando le comento a María qué tipo de atención recibirá el pequeño: incubadora, cuidados intensivos, María me cuenta que desafortunadamente los recursos disponibles en el hospital son muy limitados, así que el bebé será ingresado en el área pediátrica con el resto de niños, recibiendo máxima atención por parte de nuestro equipo. El lunes me acercaré al hospital a ver cómo evoluciona el pequeño.

Llega el fin de semana. El sábado por la mañana seguimos trabajando y luego el domingo podemos descansar. Sin duda, Kaabong no es un pueblo que ofrezca demasiadas opciones de entretenimiento, así que el tiempo de descanso lo aprovechamos básicamente para pasear por el pueblo, comer algo en uno de los tres restaurantes locales y finalmente el domingo por la tarde nos vemos con el equipo de Medair, otra oenegé que trabaja en la zona, para compartir un poco de helado que ha preparado Jacob, el coordinador de proyecto.

De vuelta a nuestra casa, me siento en el tukul y me pongo a ojear una de las revistas que alguien ha traído cuando venía de España. Es una revista de diciembre pasado, pero la "devoro" como si fuera "fresca" de esta misma semana. Se me hace extraña la gran cantidad de publicidad que lleva la revista: relojes, perfumes, ropa de marca, zapatos... qué lejos me parece todo de repente. Miro a mi alrededor, pienso en los pequeños que estábamos viendo hace tan solo dos días, en sus madres, en sus casas, en su entorno y de repente me parece irreal que allí podamos vivir tan lejos de esta realidad. Es como si estuviéramos en dos mundos, en dos planetas, en dos universos diferentes... ¿Cómo puede ser que vivamos tan lejos? ¿cómo puede ser que vivamos tan al margen? ¿hemos perdido el contacto con la realidad?