Ébola: "Los Estados miembros de Naciones Unidas tienen la responsabilidad histórica de actuar"

Discurso de la Dra. Joanne Liu, Presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la reunión informativa sobre el Ébola en Naciones Unidas

MSF
02/09/2014

Sr. Vicesecretario general, Sr. Subdirector general, Sra. Directora general, Sr. Coordinador especial, distinguidos delegados, señoras y señores:

Les agradezco esta oportunidad de informar a los Estados miembros sobre la epidemia de Ébola en África occidental.

Llevamos ya seis meses inmersos en la peor epidemia de Ébola de la historia, y el mundo está perdiendo la batalla de su contención. La respuesta que nuestros dirigentes están dando a esta amenaza transnacional está fracasando.

En África occidental, los nuevos casos y las muertes siguen aumentando. Los disturbios se suceden. Los centros de aislamiento están saturados. Los trabajadores sanitarios situados en primera línea se están infectando y muriendo en cantidades abrumadoras. Otros han huido, atemorizados, dejando sin atención médica incluso a quienes padecen las enfermedades más comunes. Los sistemas de salud se han desmoronado.

Los centros de tratamiento de pacientes de Ébola han quedado reducidos a lugares donde la gente muere sola, sin haber recibido apenas nada más que cuidados paliativos. Es imposible lidiar con el número de infectados que llegan a los centros de salud. En Sierra Leona, cadáveres infecciosos se pudren en las calles. En Liberia, nos hemos visto obligados a construir crematorios en lugar de levantar nuevos centros de tratamiento.

La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud estimó que la cifra de infectados podría llegar a 20.000 en los próximos tres meses en Liberia, Sierra Leona y Guinea.

Estamos en terreno desconocido. La transmisión de la enfermedad avanza a una velocidad sin precedentes, y el virus se propaga rápidamente por la capital de Liberia, Monrovia.

Comparezco hoy aquí como presidenta de una organización médico-humanitaria que lucha en la primera línea del frente desde que comenzó el brote. Mis compañeros han atendido a más de dos tercios de la cifra oficial de pacientes infectados. Puedo asegurarles que, aunque durante el último mes hemos duplicado el número de trabajadores que tenemos en el terreno, nuestros equipos están completamente desbordados.

Médicos Sin Fronteras lleva meses alertando de la situación, pero la respuesta ha sido y sigue siendo tardía y escasa. El brote se inició hace seis meses. La declaración de Emergencia de Salud Pública Internacional no llegó hasta el 8 de agosto.

Los anuncios de financiación, las hojas de ruta y las posibles vacunas y tratamientos son bienvenidos, pero, a día de hoy, nada de todo ello va a detener la epidemia.

Llevamos seis meses perdiendo la batalla. Debemos ganarla en los próximos tres. Y podemos hacerlo.

Muchos de los Estados miembros que están hoy aquí representados han realizado importantes inversiones en el desarrollo de su capacidad de respuesta a amenazas biológicas. Son ellos quienes tienen ahora la responsabilidad política y humanitaria de utilizar esos equipos especializados en los países más afectados por el Ébola.

Si queremos detener la epidemia, es imperativo que los Estados desplieguen de inmediato recursos civiles y militares especializados en contención biológica. Les llamo a enviar sus equipos de respuesta a desastres, con toda la fuerza logística de que dispongan. Esto debe llevarse a cabo en colaboración con los países afectados.

Sin este despliegue, será imposible controlar la epidemia.

Las prioridades son las siguientes:

- Aumentar el número de centros de aislamiento.

- Establecer laboratorios móviles para mejorar la capacidad de diagnóstico.

- Habilitar puentes aéreos para facilitar el tránsito de personal especializado hacia y dentro de África occidental.

- Crear una red regional de hospitales de campaña para atender al personal médico infectado o con sospecha de infección.

Estos equipos de biodefensa permitirán reforzar de inmediato la respuesta en el terreno, pero al mismo tiempo la Organización Mundial de la Salud y otras agencias de salud pública deben poner en marcha la hoja de ruta sobre el Ébola.

Asimismo, debemos hacer frente al desmoronamiento de las infraestructuras médicas estatales. El sistema de salud de Liberia prácticamente ya no existe. Las embarazadas con complicaciones no tienen dónde ir. La malaria, la diarrea y las enfermedades tratables o prevenibles están matando a la gente. Deben reabrirse los hospitales que han sido cerrados, pero también hay que abrir otros nuevos.

Y por último, dar una respuesta efectiva a la epidemia requiere cambiar los esquemas mentales.

Las medidas coercitivas, como las leyes que criminalizan a los sospechosos de estar infectados que no informan de su estado, o el establecimiento de cuarentenas forzosas, hacen que muchas personas afectadas se escondan. Estas medidas, más que contener el virus, contribuyen a alejar a los enfermos de los centros de salud y generan más miedo y descontento.

Los Estados miembros de Naciones Unidas no pueden centrarse solo en proteger sus fronteras. Solo cambiaremos el rumbo de la epidemia si la atacamos de raíz. Nos hallamos ante una crisis transnacional, con implicaciones sociales, económicas y de seguridad para todo el continente africano.

Ustedes, los Estados, tienen la responsabilidad histórica de actuar.

No podemos aislar a los países afectados y esperar a que la epidemia se extinga por sí misma. Para apagar el fuego, tenemos que entrar en el edificio incendiado.

Gracias