Emergencia Filipinas: llegamos a Tacloban (por Yann Libessart, MSF)

MSF
15/11/2013

Los vuelos comerciales por fin han retomado las rutas regulares entre Cebú y Tacloban. Antes del aterrizaje, la visión de la costa es horrible. Todos los edificios han sido destruidos. Miles de personas se arremolinan en el aeropuerto, donde esperan recibir ayuda y/o ser evacuados.

No se detecta pánico, no hay escenas dramáticas. La gente hace cola ordenadamente y en calma, aunque ya llevan días allí. Incluso cuando los soldados lanzan barras de chocolate, no hay disputas y cada uno espera que le llegue la suya. Los soldados filipinos son muy eficientes y agradables. No recuerdo haberme encontrado a soldados tan amables en ningún sitio.

La solidaridad aquí está en todas partes. La gente comparte lo poco que tiene. Los críos juegan continuamente con lo que encuentran. Siempre me sorprende que los niños consigan seguir siendo niños, incluso en situaciones tan apocalípticas como las de ahora.

Los supervivientes evacuados se cruzan con los militares, con los trabajadores de las ONG internacionales, con los periodistas que llegan de todo el mundo. Ni unos ni otros saben dónde van a dormir. Nosotros conseguimos encontrar un rincón en un hotel local.

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