Enfermedades infecciosas, escasez de agua, desnutrición… las consecuencias del cambio climático son devastadoras

Advertimos del impacto sanitario y humanitario del cambio climático en el nuevo informe ‘2021 de Lancet Countdown’. Te contamos qué estamos viendo en Somalia, Honduras y Pakistán, por ejemplo. Y es que las personas no podemos estar sanas en un planeta enfermo.

MSF
29/10/2021

Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos prestando mucha atención al impacto que el cambio climático tendrá en los pacientes y en nuestras actividades médico-humanitarias de emergencia. Ya respondemos a muchas de las crisis más drásticas del mundo (conflictos, desastres, enfermedad, desplazamientos) y somos testigos de las consecuencias e impactos magnificados que el cambio climático y la degradación medioambiental pueden tener en personas extremadamente vulnerables.

En un nuevo resumen humanitario para el informe 2021 Lancet Countdown on Health and Climate Change, personal médico-humanitario de MSF de todo el mundo y de todas las disciplinas comparten sus experiencias sobre cómo el cambio climático probablemente ha exacerbado las crisis humanitarias y sanitarias.

Estas experiencias ponen en relieve nuestras observaciones registradas sobre cómo el cambio medioambiental y las catástrofes inducidas por el clima han contribuido al incremento en la transmisión de enfermedades infecciosas como la malaria, dengue y cólera, el impacto de la escasez de agua y la inseguridad alimentaria en la desnutrición, el impacto de la exposición del calor en la deshidratación severa, los impactos en salud mental debido a las extremas condiciones meteorológicas, y más.

“Los equipos de MSF son médico-humanitarios, no científicos del clima. Pero, tras años de ser testigos de cómo el cambio climático probablemente ha exacerbado las crisis humanitarias y sanitarias en los contextos en los que trabajamos, nos vemos obligados a hablar sobre lo que vemos”, afirma Carol Devine, nuestra directora de Acción Humanitaria sobre el Clima y el Medio Ambiente.

A continuación, presentamos algunas instantáneas de país extraídas del resumen humanitario de MSF en el informe de 2021 del Lancet Countdown. Para leer el informe entero, haz clic aquí.

 

Cambio climático, inestabilidad y desnutrición en Somalia

Dos décadas de conflicto, inestabilidad política y condiciones climáticas extremas han provocado en Somalia una de las crisis humanitarias más prolongadas del mundo. Las frecuentes e intensas inundaciones, sequías y nubes de langostas se han combinado para perturbar la seguridad alimentaria y reducir los medios de subsistencia. Esto ha incrementado la competencia por los escasos recursos, ha exacerbado las tensiones ya existentes y ha afectado sobre todo a las personas más marginalizadas.

El impacto más significativo del cambio climático se manifiesta en la desnutrición en niños y niñas. Si el cambio climático continua como se ha proyectado, advertimos que la escasa producción alimentaria y la reducida calidad nutricional de algunos cereales puede amenazar con incrementar el riesgo de desnutrición, siendo los menores de edad el colectivo más afectado.

En respuesta, llevamos a cabo un programa alimentario en el sur de Somalia, cuyo objetivo es prevenir y abordar la desnutrición severa durante la temporada de escasez mediante la vigilancia activa, cribado y el tratamiento ambulatorio. En Gedo y en las regiones de Lower Juba hemos iniciado tres respuestas de emergencia para tratar a menores con desnutrición severa y para abordar la crítica escasez de agua.

“Cada vez más personas se desplazan en búsqueda de agua y comida, a pesar del riesgo de la COVID-19 y del brote de sarampión que continua en Dhobley y Kismayu. Las comunidades pastoriles también se han visto afectadas ya que han perdido ganadería que ha muerto de sed debido a la escasez de agua”, indica Mohamed Ahmed, coordinador de nuestro proyecto en Jubaland.

 

Sistema sanitario perjudicado debido a las catástrofes climáticas en Honduras

A finales de 2020, cuando los huracanes Eta e Iota impactaron en Centroamérica en rápida sucesión, más de 120 centros de salud en Honduras resultaron dañados o destruidos, e incluso algunos desaparecieron directamente en el barro. Dos millones de personas se quedaron sin acceso, o con acceso limitado, a la atención sanitaria.

Ya antes de las tormentas, el sistema sanitario en Honduras había sufrido un estrés considerable. Los hospitales batallaban para acomodar a los pacientes de COVID-19, a la vez que se avecinaba una epidemia de dengue generada por mosquitos resistentes a los insecticidas, como resultado de sistemas control de vectores mal implementados.

Para hacer frente a esto, hemos implementado medidas para reforzar la resiliencia del sistema de salud ante las amenazas relacionadas con el clima en Honduras. Entre ellas se incluyen actividades de control de vectores y un sistema de vigilancia del dengue para anticiparse a los brotes, que suponen un estrés adicional en el sistema sanitario.

“Hemos dormido en los campos. Hemos sufrido hambrunas y noches sin dormir. En el refugio de Coatzacoalcos, nos dijeron que estaba cerrado. Tengo miedo de quedarme en la calle porque nos puede pasar cualquier cosa. Tengo miedo de que me arrebaten a mi hijo. No duermo porque mientras mi hijo duerme, yo vigilo”, cuenta Kimberly, una mujer hondureña que perdió su hogar y posesiones en los huracanes y que migra a través de México con sus familiares.

 

Nuevos refugios en el borde exterior del campo de refugiados somalíes de Dadaab, en Kenia.

 

Alimentar la sanidad con energía solar en Baluchistán (Pakistán)

Apoyamos cuatro estructuras sanitarias en cuatro distritos de Beluchistán, en Pakistán, que cada año proporcionan atención a más de 12.000 mujeres embarazadas y a aproximadamente 10.000 niños y niñas con desnutrición. Sin embargo, los frecuentes cortes de luz y el alza en las temperaturas durante el verano complican el mantener una temperatura adecuada para pacientes, personal sanitario y para la preservación de los medicamentos. Este es un desafío debido a los frecuentes cortes de energía y a temperaturas que pueden alcanzar los 50 ºC en verano. Para afrontar esto, hemos instalado sistemas de paneles solares en las instalaciones a las que da apoyo en Dera Murad Jamali, Chaman y Kuchlak. Estos sistemas, complementados por electricidad de la red o de un generador, proporcionan energía ininterrumpida para luz, aire acondicionado, ventiladores y también para el bombeo de agua y congelación, al tiempo que se evitan más de 50.000 kg de emisiones de carbono al año.

“Como médicos, nuestro trabajo no es solo tratar a las personas, sino prevenir futuras enfermedades a la vez que intentamos resolver los problemas sanitarios de hoy”, afirma nuestra directora médica, la Dra. Mónica Rull.