EE. UU.: cerrar las puertas a los refugiados es inhumano

La orden ejecutiva del presidente norteamericano, Donald Trump, que suspende la reubicación de refugiados en EE. UU. pone en peligro la vida de millones de personas que huyen de zonas de guerra. Pedimos la reanudación de la acogida de refugiados por parte del Gobierno estadounidense.

MSF
30/01/2017

"Todos los días, nuestros equipos en el terreno ven gente que busca desesperadamente seguridad en fronteras cerradas y en zonas de guerra de las que no pueden escapar", afirma Jason Cone, nuestro director en Estados Unidos.

"Cerrar las puertas a los Estados Unidos, que ha examinado estrictamente las solicitudes de los refugiados durante años, constituye un ataque a una noción básica aceptada como es que las personas deben poder huir para poner a salvo sus vidas".

La prohibición indefinida para los refugiados sirios dictada por la orden ejecutiva es especialmente perjudicial para millones de personas de ese país que se han visto forzadas a desplazarse a causa de una terrible violencia.

Casi cinco millones de sirios han huido de la guerra hacia países vecinos. Entre ellos se encuentran países como Jordania y Líbano que tienen menos población que muchos estados norteamericanos. Por el contrario, Estados Unidos ha aceptado menos de 20.000 refugiados sirios. Muchos sirios están atrapados dentro de su país. Decenas de miles están varados en pleno desierto, como sucede a los desplazados bloqueados cerca de la frontera jordana cerrada desde junio de 2016. También sucede en otras fronteras bloqueadas en toda la región.

Seguirán atrapados

En la práctica, la orden ejecutiva del presidente mantendrá atrapada a la población civil en zonas de guerra, poniendo en peligro directo sus vidas.

Cada día, nuestro personal que trabaja en primera línea de la crisis mundial de refugiados es testigo de las dificultades extremas que enfrentan refugiados y desplazados. En zonas en guerra como Siria, Irak, Afganistán, Yemen, Sudán del Sur o la República Democrática del Congo, estas penalidades incluyen ataques a población e infraestructuras civiles (hospitales incluidos), negación de ayuda y políticas que impiden la huida de la gente.

"Los refugiados son madres y padres, niños y niñas que quieren lo que todos queremos: un lugar seguro para vivir, un espacio libre de guerra y persecución", añade Cone.

"Son refugiados debido a fuerzas que escapan de su control. Solicitamos al Gobierno de Estados Unidos que levante esta prohibición, que reanude el reasentamiento de refugiados y que ponga fin a esta exclusión de ciudadanos de países específicos. En mucho de estos países afectados por la orden ejecutiva, nuestros equipos trabajan y son testigos de la extrema violencia de la que algunos de estos refugiados tratan de escapar".

Según ACNUR, más de 65 millones de personas en todo el mundo viven en estos momentos desplazadas forzosamente de sus hogares, una cifra sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Trabajamos en cerca de 70 países donde proporcionamos ayuda médica de emergencia a personas afectadas por conflictos, epidemias, desastres y excluidas de la atención médica.