Etiopía: a la entrada de los centros nutricionales todavía hay multitudes en busca de comida

Casi 40.000 personas han recibido alimentos terapéuticos o enriquecidos a través de las actividades nutricionales de MSF en el sur de Etiopía en los últimos cuatro meses.

MSF
15/09/2008

Unas 24.000 personas con malnutrición aguda severa han sido admitidas en los programas de MSF en las regiones de Oromiya y Southern Nations and Nationalities People’s (SNNP) en el sur de Etiopía. Los pacientes son mayoritariamente niños de corta edad pero la proporción de niños más mayores e incluso de adultos es todavía significativa en algunas zonas. Una media de dos pacientes de cada diez es mayor de 5 años. MSF está constantemente adaptando sus actividades nutricionales abriendo nuevos programas allí donde se detectan necesidades, como recientemente en los distritos de Duna, Sidama o Gedeo, y cerrando algunos centros nutricionales cuando el número de pacientes diminuye. En algunas zonas, la gente ha empezado a comer maíz sin madurar cogiéndolo directamente de sus campos, en otras partes todavía tendrán que esperar uno o dos meses. MSF también ha abierto un programa nutricional en Teru, al noroeste de la capital del país, Addis-Abeba, en la región Afar, donde la época de escasez ni siquiera ha empezado y un nueve por ciento de los niños menores de cinco años padecen malnutrición aguda.

Un total de más de 60 centros de nutrición de MSF proporcionan atención médica y alimentos terapéuticos a pacientes con malnutrición severa. Varios de estos centros poseen capacidad de hospitalización para pacientes que padecen complicaciones médicas asociadas a la malnutrición. La mayoría de los pacientes mejoran a las pocas semanas tomando alimentos terapéuticos y la medicación que necesitan en sus propias casas y siendo objeto de un seguimiento semanal en el centro nutricional.

3.000 toneladas de alimentos.
“Cuando empezamos la intervención a mediados de mayo, abríamos más y más centros nutricionales tan rápido como podíamos y los niños con malnutrición severa acudían de forma masiva. El mes pasado, la presión sobre las actividades de MSF en lo que a tratamiento de la malnutrición severa se refiere ha ido disminuyendo en muchos lugares”, explica Renzo Fricke, coordinador de emergencias de las actividades nutricionales de MSF en el sur de Etiopía. “Para los niños que corrían más peligro, el tratamiento ha resultado efectivo, para otros, el inicio de las actividades para niños con malnutrición moderada ha limitado la aparición de nuevos casos severos”. Los equipos en 26 de los centros nutricionales también han admitido a niños con malnutrición moderada. 2.500 toneladas de harina enriquecida, más de 200 toneladas de aceite y más de 300 toneladas de otros alimentos (lentejas, maíz, azúcar) ha sido enviadas al terreno y están siendo distribuidas directamente a los beneficiarios por equipos de MSF. Este suministro de alimentos ha generado enormes esperanzas entre la población puesto que una mayor proporción de gente tiene ahora la oportunidad de ser admitida en los programas de MSF. En algunas zonas, una tercera parte de los niños menores de cinco años padecen malnutrición moderada.

Multitudes empujando en la puerta.
En Tunto, en la región de SNNP, lo que el equipo considera como un “día tranquilo” es cuando en la puerta hay algo menos de mil personas empujando para entrar. Algunos días, hay dos mil personas más o menos y al equipo no tiene otra elección más que detener las actividades para evitar un accidente entre la multitud. Cada equipo de MSF intenta nuevas estrategias para mejorar el control de la gente y para limitar la carga de trabajo a la hora del reconocimiento. Algunas personas continúan llegando cada día como si tal cosa con la esperanza de que cumplirán los criterios y obtendrán comida. Para médicos y enfermeros en los centros nutricionales es tan evidente la falta de acceso a alimentos como la falta de acceso a la salud. La gente no puede permitirse pagar el precio de los alimentos ni tampoco el de los medicamentos. Los niños son propensos a padecer gusanos y diarrea y muchos adultos con malnutrición también padecen enfermedades crónicas.

Bogalesh, una entre tantos miles.
A una docena de kilómetros de Tunto, en Mudulla, la cola de gente delante del centro nutricional se alarga cientos de metros. Aquí, las actividades para niños con malnutrición moderada no han hecho más que empezar y el número de pacientes desnutridos sigue siendo elevado. En esta zona, una cuarta parte de los pacientes son niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años y el 12 por ciento son adultos. Bogalesh acude por primera vez. Una vecina le ha dicho que debía ir para conseguir comida. Esperó hasta poder moverse pues padece artritis. Bogalesh mide 149cm y pesa 30 kg; según los criterios nutricionales tendrá que engordar 10 kilos antes considerarse recuperada. Y cada semana que pase en el programa, recibirá 5 kg de harina, 1 litro de aceite y alimentos terapéuticos para comer dos veces al día. Esta madre de cinco hijos no ha recibido ningún alimento ni ayuda económica directamente, aunque una de sus vecinas consiguió 50Kg de harina en una distribución de emergencia y le dio tres vasos hace unos días. Aunque poca, Bogalesh recibió esta ayuda como un preciado regalo, puesto que su valor en el mercado local supera lo que un hombre recibe por un día de trabajo en una granja (5 birrhs o 50 centavos).

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