El Gobierno de Angola debe poner fin a los abusos cometidos contra los inmigrantes congoleños

El Ejército de Angola utiliza de forma sistemática la violencia y la violación durante la expulsión de inmigrantes de República Democrática del Congo (RDC) a su país

MSF
05/12/2007

La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia el uso sistemático de la violencia y la violación por parte del Ejército de Angola durante la expulsiones de inmigrantes congoleños, trabajadores en la minas de diamantes de la provincia angoleña de Lunda Norte.

Equipos de MSF llegaron a Kasai Oeste –una provincia de RDC fronteriza con Angola– en octubre y están proporcionando atención médica a las víctimas de la violencia sexual. Los equipos también han recogido un centenar de testimonios que explican la violación colectiva y el abuso físico cometidos de forma generalizada por militares angoleños.

“Por la noche, los soldados rodean los barrios”, dice Meinie Nicolai, director de operaciones de MSF. “Los hombres que pueden huyen, mientras que los que no pueden son encerrados en una mugrienta prisión provisional. Las mujeres son sistemáticamente violadas por varios soldados, algunas veces frente a sus hijos. Esta aberrante practica se repite durante varios días mientras son transportados a la frontera”.

Las personas que han sido expulsadas de Angola explican que no reciben agua ni comida durante su detención ni durante su deportación a la frontera congoleña. La mayoría también reporta búsquedas anales y vaginales para encontrar diamantes escondidos.

Varios testimonios reportan muertes debidas al agotamiento o el maltrato. Hombres que son golpeados, forzados a trabajar o alistarse en el ejército, o que son arbitrariamente ejecutados.

Según Naciones Unidas, ya se han expulsado 44.000 personas desde esta zona rica en diamantes de Angola a la frontera congoleña desde enero de 2007. Se estima que 400.000 congoleños viven en esta área al norte de Angola. “Es difícil saber cuánta gente cruza la frontera cada día”, explica Meinie Nicolai. “La frontera entre Angola y RDC tiene una longitud de más de 2.000 kilómetros y hay incontables puntos por donde se puede cruzar”.

“En el nombre de estas mujeres, MSF tiene el deber de denunciar estos graves abusos”, declara Meinie Nicolai. “En 2004, MSF ya denunció abusos similares contra inmigrantes congoleños. Hoy, lamentablemente, está claro que nada ha cambiado”.