Rawán, de Homs

Rawán, una joven siria de Homs, cruzó el mar Egeo para llegar a Europa. Tras pasar seis meses en el campo militar griego de Katsikas con su marido y sus dos hijos (uno de los cuales nació allí), fueron trasladados a un hotel en la ciudad de Patras. Siguen bloqueados. Aquí cuenta su historia.

MSF
28/03/2017

Mi nombre es Rawan y soy de Homs, Siria. Tengo 20 años y después de cruzar el mar Egeo he pasado seis meses viviendo en el campo militar de Katsikas, en Grecia, junto a mi marido Muammar y nuestros dos hijos. Fadia, mi hija, tenía dos años y el pequeño Ahmed apenas siete semanas cuando llegamos al campamento.

Afortunadamente, en septiembre de 2016, nos trasladamos a un hotel en Padras, donde estamos mucho mejor, por supuesto.

Aun así, todavía me siento atrapada aquí. Nuestras condiciones de vida son mejores ahora porque vivimos en una habitación, no en una tienda, donde no hay serpientes ni escorpiones. Pero estoy buscando estabilidad para mi familia. Mis hijos necesitan un futuro, una educación. Mi hija ahora tiene 3 años y no quiero que crezca pensando que su vida consistirá solo en jugar; tiene que empezar a aprender.

Llevamos en Grecia un año y nos morimos por tener una vida normal. Quiero que mi marido vuelva a trabajar y quiero volver a tener el control de mi vida.

Por supuesto que estamos agradecidos por la seguridad que tenemos aquí, pero echamos de menos tener una casa como la gente normal.

Lo más difícil es no tener información, no saber. Si las autoridades nos dijesen, por un momento, que tendríamos que pasar en Grecia un año más, estaría feliz. Pero nadie puede vivir de esta manera; en una habitación, sin saber el futuro que le espera. Me gustaría tener de vuelta mi libertad y tener la capacidad de dirigir una vida normal.

Estamos realmente cansados. Siria no es segura y no hay vida para nosotros allí, ¿qué podemos hacer? Han destruido nuestros sueños.

Cuando estaba en Homs estudiaba para ser peluquera pero la guerra arruinó mis planes.

No tenemos otro sitio donde ir. El tiempo se ha detenido aquí. Y todos los días que pasan en Grecia parecen que fueran años. Hemos perdido la cuenta de los días debido a la tristeza y a la desesperación.