Haití, catorce meses después (por Segimon García-Prades Querol)

MSF
15/03/2011

Salgo a la calle después de una sesión informativa sobre el cólera en una escuela de secundaria en Carrefour Feuille. El calor y el ardiente sol me recuerdan que estoy en el Caribe, pero en uno de los barrios más tocados por el terremoto del 2010 y también por el cólera. Estoy en Puerto Príncipe, capital de este país incombustible que es Haití.

Los alumnos y alumnas de 12 a 16 años han hecho un montón de preguntas en una sala con desconches y grietas que siguen recordándonos a todos el seísmo que sacudió la ciudad. El polvo, omnipresente e inevitable desde el temblor, lo sigue cubriendo de nuevo todo cada día, pese a los denodados esfuerzos de los haitianos por deshacerse de él.

Sin embargo, los alumnos, sentados en bancos de madera frente a una pizarra pintada en negro sobre la pared, lucen impolutos uniformes con camisa azul celeste y pantalón azul marino, los chicos, y blusa azul celeste y falda azul marino, las chicas. Cintas del mismo color adornan de una forma alegre y naíf los diferentes peinados y trenzas “afro” de las chicas.

 

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