Instantánea (por Anne Connelly)
Siempre me ha gustado viajar. Las semillas plantadas en mi vida por previas aventuras familiares han generado un deseo creciente de explorar el mundo e ir cada vez más lejos de casa. Resulta fascinante “experimentar” un lugar, una cultura, una forma de vida que, con el paso del tiempo, acabarán convirtiéndose en algo completamente distinto. Como si se tratara de la instantánea de una exposición en un museo, ese momento queda como un recuerdo que comparar no sólo con tu propia realidad en el momento, sino con el futuro de esa población. Un recuerdo que será una prueba de lo lejos que hemos llegado, pero también de lo mucho que queda por hacer. Espero que este blog que inauguro hoy desde República Centroafricana me ayude a compartir mis experiencias e historias con la gente que respalda a MSF en todo el mundo, con los amigos y familiares que me han animado a cumplir este sueño y, claro, con los lectores de estas Crónicas desde África. Haré todo lo que pueda por pintaros el cuadro de lo que serán los próximos meses de mi vida.
En el otoño de 2009, comencé el proceso de reclutamiento para convertirme en trabajadora de terreno con Médicos sin Fronteras. Había pasado ese verano colaborando en la oficina de la organización en Toronto (Canadá), como parte del máster que había estudiado. Puedo decir que el equipo en aquella oficina estaba sinceramente dedicado a los equipos en terreno, en el sentido de que trabajaban con gran entusiasmo. Aunque el trabajo que me había sido encomendado consistía en analizar sus actividades de captación de fondos, pasé mis horas de comida escuchando las historias de los expatriados que regresaban de los proyectos de terreno, que hablaban de cuestiones como la maternidad en Haití, la violación como arma de guerra en la República Democrática del Congo, o la situación de los desplazados internos en Sudán. Tomar la decisión de presentar mi candidatura a terreno me llevó todo el verano y parte del otoño, aunque, si lo pienso ahora, creo que ya la había tomado el primer día que entré en la oficina: de algún modo supe que aquello iba a ser más que una interinidad de 12 semanas…