Jordania: aspectos quirúrgicos del proyecto

La Dra. Nikki Blackwell, anestesista en la misión de Ammán, explica las características específicas de este proyecto quirúrgico, describiendo las dificultades que implica, las nuevas técnicas empleadas y sus motivos iniciales de satisfacción.

MSF
20/10/2006

¿Qué dificultades implica tu trabajo en Ammán?
Comparado con otras misiones en las que he trabajado, en este proyecto estamos viendo muchos pacientes que necesitan cirugía maxilofacial, lo que requiere una anestesia muy sofisticada difícil de aplicar pero esencial en estos casos. Esta técnica requiere la intubación fibroscópica del paciente cuya anatomía facial ha quedado en gran parte destruida. Para evitar perder los conductos de ventilación del paciente durante la inducción de la anestesia, tenemos que actuar con mucho cuidado al tiempo que permanecemos preparados por si hay que actuar en caso de asfixia. Nuestra única opción en este caso es mantener al paciente despierto para poder comprobar los reflejos respiratorios mientras efectuamos la intubación. De no ser así, podríamos provocar asfixia sin darnos cuenta. Sólo podemos anestesiar al paciente tras haberle intubado. Ésta es la primera vez que MSF utiliza la técnica de intubación fibroscópica y puede marcar el principio de una nueva era, aunque debo admitir que el contexto nos permite este tipo de procedimiento quirúrgico.

¿Nos permite este contexto mejorar algunas de nuestras prácticas?
Preservando el objetivo de calidad que nos hemos marcado para los procedimientos quirúrgicos, tenemos la oportunidad de crear un sistema perioperatorio que nos permite hacer frente a cualquier eventualidad y de esta forma prevenir los riesgos inherentes a toda intervención quirúrgica. Con este fin, necesitamos primero acabar con una serie de mitos que afectan a este objetivo de calidad. Tenemos que luchar contra muchas creencias erróneas, desde la noción que sólo los malos cirujanos cometen errores a la idea de que una buena supervisión basta para corregir esos errores. Introduciendo controles y procedimientos rigurosos, completos y específicos, podemos hacer frente a cualquier eventualidad, incluyendo complicaciones resultantes de nuestras prácticas, desde el preoperatorio hasta el momento que se da el alta al paciente.
Desde una perspectiva más técnica, trabajamos en la introducción de trombo profilaxis en nuestras misiones. Ésta es la primera vez que hemos administrado esta profilaxis sistemáticamente para prevenir embolismos pulmonares y finalmente debería permitirnos hacerlo en todas las misiones quirúrgicas.
También estamos prestando especial atención al control de las infecciones. Respecto a esta cuestión, ya hemos aprendido mucho de la experiencia en Pakistán* en lo que se refiere a cirugía ortopédica. Hoy, tenemos especialmente en cuenta las posibles resistencias de algunos pacientes a los antibióticos y aplicamos estrictos procedimientos para garantizar la higiene tras cada operación para reducir los riesgos de transmisión de infecciones a otros pacientes.

¿Y que hay de la gestión del dolor?
Éste es uno de los principales motivos de satisfacción en este proyecto. La gestión del dolor es una prioridad en todas las misiones quirúrgicas. La mayoría de los pacientes admitidos en Ammán padecen dolores agudos e intensos, algunos durante meses o años. Se trata generalmente de dolor crónico, incluyendo formas de dolor neuropático que son tan insoportables que algunas personas llegan a suicidarse para poner fin a su sufrimiento. Afortunadamente, desde hace unos años disponemos de los protocolos adecuados que nos permiten comprobar el estado del paciente. La vigilancia por parte de los enfermeros es fundamental aquí porque, a diferencia de los médicos y los cirujanos, los enfermeros están en estrecho contacto con los pacientes, lo que permite al paciente hablar con más libertad. Por este motivo, les pedimos que sistemáticamente pregunten a los pacientes acerca de esto y lo evalúen en una escala de dolor. Pero somos conscientes de las limitaciones de este programa: aunque puede solventar los problemas físicos de los pacientes y aliviar su sufrimiento, no tratamos los efectos psicológicos de la guerra que ha marcado sus rostros para siempre.

* Después del terremoto que asoló la Cachemira controlada por Pakistán en octubre de 2005, MSF puso en marcha una operación de emergencia para atender a los heridos.