José Antonio Bastos: “Estamos hablando de crisis sobre crisis en RCA”

MSF demanda mayor implicación de las Naciones Unidas y de ONG en la República Centroafricana

MSF
16/05/2013

El presidente de MSF-España, José Antonio Bastos, justo regresa de una visita a la convulsa República Centroafricana (RCA), un país que protagonizó –si bien brevemente- titulares en los medios de comunicación al final de marzo, cuando un golpe de Estado de la coalición opositora Séléka depuso al gobierno de François Bozizé. Poco después de un mes, el país ha regresado al olvido, no sólo por los medios, pero también por parte de la comunidad internacional y eso a pesar de que el período de volatilidad político-militar, con robos y pillajes generalizados y combates ocasionales, sólo ha hecho que empeorar la situación de emergencia en la que el país se ha sumido en los últimos años. MSF hace un llamamiento a una mayor implicación de las agencias de las Naciones Unidas y de ONG para cubrir las necesidades más urgentes del momento y también al mantenimiento de los compromisos de ayuda adquiridos en el pasado con uno de los países más pobres del mundo.


Estuviste en Bangui hace algun tiempo. ¿Cómo has encontrado la capital ahora?


Estuve en Bangui en 2011. Entonces me pareció una ciudad pobre, lánguida, letárgica. Ahora es una ciudad con miedo, en la que se respira temor e inseguridad, con jóvenes armados hasta los dientes patrullando las calles en furgonetas. Si preguntas a la gente cómo han pasado la noche, por ejemplo, te responden que la noche ha sido buena porque no hubo tiros en su barrio o que los tiros fueron esporádicos. La situación es todavía muy volátil y nadie puede predecir qué va a pasar en un futuro próximo.


¿Cuál era el propósito de tu visita?

Fui a Bangui principalmente a reunirme con las nuevas autoridades y para intercambiar impresiones con otros actores humanitarios presentes en el país. Tuvimos reuniones con el Ministro de Salud, de Interior y con el nuevo presidente del gobierno transicional, Michael Djotodia, entre otros.  Les transmitimos nuestra preocupación por el pillaje generalizado que ha afectado a todas las organizaciones humanitarias y ONG, MSF incluida; los ataques y saqueos a estructuras de salud; la inseguridad que ha forzado que algunos de nuestros equipos tuvieran que evacuar temporalmente los proyectos. Pero, sobre todo, nuestra principal preocupación es la vulnerabilidad agravada de la población, que ya estaba en una situación muy frágil antes del golpe de Estado.


¿Cuál ha sido la reacción de las autoridades?


Han sido por lo general muy comprensivas, aprecian el compromiso de MSF con el país. Comparten nuestra preocupación por las consecuencias que esta crisis puede tener en la población y manifestaron su voluntad por mejorar el sistema de salud en el país y coordinar acciones conjuntas para la lucha contra la malaria, por ejemplo. Nos hicieron llegar su intención de evitar que haya más saqueos o ataques a las estructuras de salud para que podemos continuar y ampliemos nuestro trabajo. Tendremos que esperar y ver qué pasa.


¿Cuáles son los temores de MSF con respecto a la población?


Hemos sido testigos del desplazamiento de poblaciones, de gente que huye de sus casas y pueblos para esconderse en los campos, en los bosques, donde se han visto expuestos a picaduras de mosquitos, lo que significa una amenaza mayor de contraer malaria. Y la estación de lluvias está por llegar, cuando se da un pico de casos de malario. La población no ha podido atender sus cultivos, tenían demasiado miedo para ir a los campos. Las semillas, despensas y sus aperos han sido robados, por lo que también tememos que se produzca un episodio grave de inseguridad alimentaria, que veamos más casos de desnutrición. Muchos pacientes han tenido que interrumpir su tratamiento para el VIH o la tuberculosis y eso es muy peligroso. Enfermedades prevenibles, como el sarampión, en un país con unos niveles de vacunación muy bajos, nos preocupan también. Hablamos de una crisis sobre otra crisis.


¿Qué quieres decir?


Debemos tener en cuenta que la RCA se encontraba ya en una situación de emergencia, en cuestión de situación sanitaria general: una esperanza de vida de 48 años, números elevados de casos de malaria, niveles de mortalidad muy por encima de los umbrales de emergencia, un sistema de salud muy pobre…Una emergencia en pleno. Y la crisis actual viene a empeorar si cabe la situación: tenemos una combinación de necesidades agudas (más desnutrición, más casos de malaria, centros de salud y hospitales destruidos, vandalizados o saqueados) sobre necesidades generales que constituían ya una emergencia antes del golpe de estado.


¿Cómo están los equipos de MSF?


Me han impresionado. En Bangui había algunos de nuestros equipos que tuvieron que evacuar los proyectos en Kabo y Batangafo en el Norte debido a incidentes de seguridad. Aunque estaban bajo shock todavía, su único pensamiento era regresar cuanto antes (ya han regresado), los dos proyectos cubren un área con más de 130.000 personas que se habían quedado sin cuidado médico especializado. A principios de año, coincidiendo con el inicio de esta crisis, MSF amplió actividades y abrió proyectos de emergencia en Damara y Sibut, cerca del frente de batalla. Se ha abierto ahora otro proyecto de emergencia en Bossangoa, al norte de Bangui donde se ha reabastecido el hospital local con ARV.  Miles de personas con VIH han visto interrumpido su tratamiento debido a la crisis.

La actividad del Hospital Comunitario también es impresionante. Hemos instalado una sala de operaciones independiente que refuerza del hospital.

Pero es necesario más, y es necesario ahora para afrontar la situación actual. Esa es la razón por la que llamamos a otras INGO y agencias de la UN, para estar preparados para cubrir las necesidades del corto plazo pero también para lidiar con la emergencia general en la que se ha sumido el país en los últimos años.


¿Cómo ha sido la respuesta de agencias internacionales y otros actores humanitarios?


Con algunas excepciones, decepcionante. Los saqueos, la inseguridad ha forzado a algunas agencias de las Naciones Unidas y ONG a disminuir sus actividades y no parece que vayan a retornar a sus niveles previos a corto plazo, que es cuando más necesidades encontramos. Es por eso que MSF llama a una mayor implicación de ONG y agencias de las Naciones Unidas en el país, para que reaccionen de forma urgente contra la crisis actual y las necesidades agudas de la población, pero asimismo que se mantengan y pongan en efecto los compromisos previamente adquiridos por los donantes y por la comunidad internacional.