Kirguizistán: MSF trata a enfermos de tuberculosis en las cárceles

La tuberculosis (TB) se propaga como el fuego en las cárceles del estado de Asia Central de Kirguizistán. MSF trata a los reclusos infectados cerca de la capital, el primer paso para contener esta peligrosa enfermedad. Waltraud Wernhart fue coordinadora de terreno en Bishkek hasta julio de 2006.

MSF
21/09/2006

Participaste en la misión de MSF en Bishkek, la capital de Kirguizistán. ¿Cuál es el objetivo del programa?

Nuestro proyecto pretende mejorar la situación de los reclusos con TB y proporcionarles una terapia adecuada. Hay que entender que las condiciones en las cárceles de Kirguizistán son muy malas: no hay bastante comida, los sistemas de calefacción a menudo no funcionan y la atención médica es insuficiente. El número de pacientes con TB es extremadamente elevado. Los programas nacionales de TB no llegan a los reclusos y éstos no tienen acceso a una terapia que se necesita de forma acuciante, nadie se preocupa de proporcionarla. MSF trata a cerca de 750 pacientes con TB al año en dos cárceles situadas cerca de Bishkek: un centro de detención y una penitenciaría, donde todos los reclusos tienen TB. Nuestro objetivo también es reducir la transmisión.

¿Por qué hay tantos reclusos infectados con TB?

Las condiciones de vida de estos reclusos son muy malas. El centro de detención está terriblemente superpoblado. Es la puerta de entrada al sistema de prisiones por decirlo de alguna forma y muchos detenidos se infectan justo en este punto. El estado de los edificios es penoso. No se ha reparado ni rehabilitado nada desde 1991. Las condiciones de saneamiento para los reclusos enfermos son pobres. Por ejemplo, los pacientes en el pabellón sanitario no tienen ducha. Además, no hay bastante comida. Estas condiciones constituyen un campo de cultivo para la TB que se propaga con gran facilidad. En octubre de 2005, justo al principio de nuestra misión, los detenidos en la penitenciaría se amotinaron debido a estas condiciones de vida.

¿Cuáles son los principales focos de trabajo de MSF?

Nos centramos en tres puntos. Primero, potenciar la estrategia de tratamiento DOTS (tratamiento de observación directa a corto plazo, por sus siglas en inglés) recomendada por la OMS. Este tratamiento requiere que los pacientes tomen su medicación a diario bajo la supervisión del personal de salud durante un periodo de seis a ocho meses. Tomar la medicación de forma regular es importante para evitar el desarrollo de resistencias. Actualmente nadie sabe cuántos detenidos están infectados con la forma resistente de la TB, que es mucho más difícil de tratar.
En segundo lugar, realizar un estudio completo de todos los casos de TB resistente. Para ello, iniciamos un programa en cooperación con el laboratorio nacional y un laboratorio supranacional donde serán analizadas para estudiar posibles resistencia 200 muestras de pacientes de TB. Este estudio probablemente empezará en otoño.
Nuestro tercer foco de atención es la reconstrucción y renovación de los servicios.

¿Cuáles son los retos de trabajar en cárceles?

La frecuente escasez de suministros es un problema. A veces simplemente no teníamos ninguna medicación que dar a los pacientes. Los medicamentos para los reclusos suelen utilizarse para otros pacientes. Estas continuas dificultades y la interrupción del tratamiento puede llevar a la aparición de peligrosas formas resistentes de la enfermedad. Los reclusos no tienen a nadie que haga presión por ellos; nadie se ocupa de hacer valer sus derechos y por lo tanto no hay dinero disponible. El Gobierno del país debería pagar una media de un euro al día por recluso; en realidad, la administración de la cárcel recibe únicamente una tercera parte de esta cantidad. La situación acarrea problemas como falta de espacio, servicios inmundos y escasez de alimentos.
Dar tratamiento en una cárcel tiene una ventaja: los médicos no tienen que ir detrás de los pacientes, pueden controlar fácilmente que éstos toman su medicación regularmente.

¿Cómo garantiza MSF el tratamiento de los pacientes con TB?

Hemos estado suministrando medicamentos a todos los pacientes desde mayo, eliminando así la escasez de fármacos y la discontinuidad del tratamiento. Formamos al personal sanitario, equipamos los laboratorios y aseguramos que los medicamentos se toman de forma regular.

Actualmente, ¿cuántos reclusos están recibiendo tratamiento contra la TB multirresistente a los medicamentos?

Actualmente, no sabemos cuántos o qué reclusos han desarrollado resistencias. El estudio mencionado anteriormente nos ayudará a clarificar esta cuestión. Tan pronto como tengamos resultados concretos, podemos empezar el tratamiento. La TB resistente es difícil de gestionar porque tratarla requiere mucho tiempo y resulta muy caro. Por ejemplo, el tratamiento “clásico” cuesta 50 dólares por paciente, mientras que la medicación para la TB resistente cuesta entre 5.000 y 6.000 dólares.
El Instituto Nacional de Lucha contra la Tuberculosis de Kirguizistán también analiza las muestras bacterianas de los reclusos a fin de detectar resistencias. Hasta la fecha estos análisis se limitaban a muestras de pacientes no encarcelados de la sociedad civil.

También has mencionado renovaciones. ¿Qué pudisteis hacer?

Las condiciones sanitarias en el hospital de la penitenciaría eran especialmente malas. Con la ayuda del personal nacional pudimos proceder con celeridad a emprender las renovaciones necesarias. En el centro de detención renovamos el laboratorio, las salas de consultas y las celdas. Los detenidos nos ayudaron con dedicación y destreza. Era evidente que disfrutaban implicándose en una tarea “significativa”.

¿Cómo describirías la cooperación que recibisteis por parte de las autoridades?

En general era positiva. Las autoridades respetaron a MSF desde un buen principio tratando a la organización como a una contraparte. La administración, sin embargo, es lenta. Los contactos personales y la confianza son muy importantes.

¿Cómo valorarías los estándares médicos?

El personal sanitario se ocupa de sus tareas con dedicación, pero carecen del reciclaje necesario. Parte de nuestro trabajo es actualizar y modernizar los estándares de formación: sólo así podremos tratar las formas complejas de TB que son resistentes a la medicación habitual.

Kirguizistán era la segunda república soviética más pobre. ¿Cuál es la situación política y económica hoy?

La República de Kirguizistán fue “empujada” hacia la independencia en 1991. Era uno de los recipientes de apoyo financiero por parte de la antigua Unión Soviética. Esta financiación se detuvo de la noche a la mañana. Kirguizistán es todavía uno de los estados más pobres del Asia Central.
En 2005 se produjo un cambio político. Askar Akayev, que había sido su presidente desde la declaración de independencia, fue desbancado por Kurmanbek Bakiyev. Bajo Akayev, Kirguizistán estaba cada vez más expuesta a las críticas internacionales debido a la situación con respecto a los derechos humanos en el país. La mala gestión y sobre todo la corrupción son todavía frecuentes. La población está desanimada. Comparado con otros estados del Asia Central, el liberalismo relativo que reina en el país con respecto a los medios es algo positivo. Por ejemplo, la cuestión de la corrupción se discute en los periódicos.

¿Cuáles son las perspectivas para el proyecto?

Después de evaluar el estudio de resistencias, tenemos previsto importar medicamentos de segunda línea, que también pueden utilizarse para tratar a pacientes con formas resistentes de la enfermedad, pero únicamente después de que estos medicamentos se hayan puesto al alcance de las personas no encarceladas también, lo que no ocurre en estos momentos. En el futuro como en todos nuestros proyectos, las autoridades sanitarias se harán cargo del tratamiento.

¿Qué es lo que te hizo sentir la mayor sensación de éxito?

Mi misión en general me hizo sentir una sensación de éxito. La razón: siempre supe que la gente nos necesitaba. Contaban con nosotros. Creo que nuestro equipo consiguió mucho e hizo mejoras considerables.