"La lucha política que se vive ahora en Bolivia es más de lo mismo; los mismos problemas llevaron a la crisis de 2003"

José María Bruscas, coordinador general de MSF en Bolivia, estuvo en Barcelona la semana pasada con motivo de la XIX Asamblea General de la organización. En la siguiente entrevista nos da su visión sobre la situación que atraviesa el país y sus posibles consecuencias sobre los proyectos de MSF.

MSF
09/06/2005

El contexto político en Bolivia parece cada vez más inestable. ¿En qué medida afecta esto a la situación sanitaria?

Desde 2003, cuando las protestas populares llevaron al derrocamiento del presidente Sánchez de Lozada, la agenda se ha centrado en aspectos de política general. Mientras, se aparcan algunos problemas de salud más concretos como, por ejemplo, el acceso de la población a los medicamentos en el marco de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Desde hace ya mucho tiempo, la inmovilidad política impide tomar posturas claras en ciertos aspectos de salud. La lucha política que se vive ahora es más de lo mismo; son los mismos problemas que llevaron a la crisis de 2003 y que siguen sin solucionarse.

Y los proyectos de MSF, ¿también se ven afectados por la inestabilidad?

Se han producido muchos cambios ministeriales y en proyectos como la lucha contra el Chagas, que depende mucho del control vectorial, se está notando la falta de definición de ciertas autoridades.

A nivel logístico, ¿las numerosas protestas y bloqueos dificultan nuestra labor?

No tenemos proyectos en las zonas más conflictivas, como El Alto o Cochabamba. Por eso no hemos tenido demasiados problemas. Eso sí, para el Programa Nacional de Chagas, los bloqueos han afectado al envío de insecticidas para fumigar las zonas infestadas y, por lo tanto, también han afectado indirectamente a nuestros proyectos.

En la lucha contra el Chagas [el principal proyecto de MSF en Bolivia], ¿se ha observado algún avance, una toma de conciencia por parte de las autoridades?

La evolución es lenta. El proyecto de empezar con el tratamiento de pacientes se ha demorado por falta de concreción de las autoridades y por falta de dinero. Ha habido poca acción. Es un problema de política de salud. Un ejemplo: al principio, el objetivo era dar tratamiento gratuito a todas las personas hasta los 15 años, pero al final sólo se proporcionará de forma gratuita a los niños menores de cinco años. Esto, por falta de dinero, pero también porque finalmente se ha optado por una política de cobro por servicios en vez de por una cobertura universal gratuita.

¿Cuáles son las consecuencias del proyecto de Tratado de Libre Comercio (TLC) a nivel sanitario?

En las negociaciones del TLC entre los países andinos y EEUU, de momento, Bolivia sólo tiene un papel de observador. Pero cada vez más, parece que se va a optar por un tratado bilateral entre Bolivia y EEUU. El problema con este tipo de tratado es que prevalecen los aspectos económicos, sin tener en cuenta los aspectos de salud. Se ha pedido al Gobierno boliviano que excluya la propiedad intelectual de las negociaciones para que no empeore todavía más el acceso de la población a los medicamentos. En el Ministerio de Salud hay algunas personas que ven el riesgo que puede conllevar el tratado. Hay avances, pero el Gobierno no tiene una voz clara y unánime sobre este tema. En todo caso, de momento, el proceso de negociación está parado a causa de la situación política en Bolivia.

Uno de los principales proyectos de la agenda política es la descentralización del Estado, ¿qué consecuencias puede tener para el sistema de salud?

El sistema de salud ya está en proceso de descentralización. Los municipios tienen ciertas competencias. Pero pueden surgir problemas a raíz de la descentralización en muchos programas en los que trabajamos, como el de Chagas o el de tuberculosis. Son programas verticales, en los que la coordinación entre las diferentes Administraciones es muy importante. Si esta coordinación es mala, los primeros afectados serán las personas más vulnerables, los que necesitan tratamiento.

MSF se ha centrado últimamente en la lucha contra el Chagas, ¿cuáles son las otras necesidades más urgentes en Bolivia?

En Pando, al norte del país, en la frontera con Brasil, tenemos un nuevo proyecto para tratar otras enfermedades olvidadas, como la tuberculosis, la malaria, la leishmaniasis y la lepra. Estamos todavía en una fase inicial, de definición de necesidades. También son importantes las consecuencias del sistema de pago por servicio aplicado a la salud. En este caso, el problema no son sólo las enfermedades olvidadas sino la atención médica en general.


Actualmente, MSF tiene tres proyectos en Bolivia: uno de enfermedad de Chagas en Tarija, una zona rural del sur del país; otro de Chagas en una zona peri-urbana de Sucre; y otro de enfermedades olvidadas en Pando, en el norte del país. En total, una quincena de expatriados y cerca de 40 profesionales locales trabajan en estos proyectos.