La República Democrática del Congo sufre el peor brote de sarampión de los últimos años

Médicos Sin Fronteras (MSF) ya advirtió en junio sobre la gravedad de esta epidemia que está asolando desde el pasado mes de marzo a la provincia de Katanga, en la República Democrática del Congo (RDC). Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar.

MSF
07/09/2015

Con más de 20.000 casos y 300 muertes confirmadas oficialmente en lo que va de 2015, el brote de sarampión en Katanga se ha convertido en el más grande de sarampión desde 2011, cuando MSF inmunizó a 2.1 millones de niños contra la enfermedad en todo el mundo.

“En junio, 10 distritos de salud de los 68 que existen en Katanga se estaban enfrentando al sarampión. Hoy, ese número se ha duplicado y continúa creciendo, y el Gobierno congolés ni siquiera ha hecho aún una declaración oficial sobre la epidemia”, explica Jean Guy Vataux, coordinador general de MSF en la RDC.

“Las reticencias del Gobierno para admitir la gravedad de la epidemia pueden haber entorpecido la liberación de fondos de ayuda internacional adicionales, obstaculizando de esta manera una respuesta temprana a la misma. Han pasado muchos meses hasta que Naciones Unidas finalmente anunció que haría una aportación de 2.4 millones de dólares para ayudar al Gobierno y a las organizaciones humanitarias que están respondiendo a la epidemia”, afirma Jean Guy Vataux. “El dinero no es lo único que se necesita. Necesitamos más actores en el terreno, ya que en Katanga sólo somos dos las organizaciones encargadas de tratar y de inmunizar a los niños contra el sarampión”, añade el coordinador general de MSF en la RDC.

Los equipos de MSF se encuentran actualmente distribuidos en más de 10 zonas de salud de Katanga, donde prestan apoyo a las autoridades de salud locales. Durante los últimos tres meses, MSF ha tratado a más de 20,000 pacientes de sarampión en 5 hospitales y en unos 100 puestos de salud y ha vacunado a más de 300,000 niños. Actualmente, el sarampión es casi endémico en la región y particularmente peligroso para los niños que ya han estado expuestos a otras patologías, como la malaria y desnutrición aguda. “Diariamente descubrimos muertes causadas por el sarampión que no han sido tomadas en cuenta. La ausencia de atención médica gratuita en las instalaciones médicas públicas disuade a las madres de llevar a sus hijos enfermos al médico”, dice Augustin Ngoyi, coordinador de la respuesta de MSF a la epidemia. “En un pueblo de 500 habitantes a dos horas de camino de Kabalo, más de 30 niños menores de 5 años han muerto en los últimos dos meses. Sus pequeñas tumbas son visibles en el cementerio. Ellos representaban a un tercio de su grupo de edad dentro de la comunidad; o lo que es lo mismo: allí, 1 de cada 3 niños pequeños, ha muerto por culpa del sarampión”.

La geografía de Katanga, una región en la que algunos pueblos se encuentran en zonas muy remotas del bosque, es el principal obstáculo para la implementación de las campañas de vacunación. “La vacuna contra el sarampión es muy efectiva, pero no está adaptada para este tipo de entorno”, dice Aurore Taconet, referente de vacunación de MSF en París. “Requiere una cadena de frío constante que es difícil de mantener en esas condiciones, y hay que hacer siempre un segundo refuerzo al menos un mes después de la primera dosis. Estos obstáculos implican grandes necesidades en términos de equipamiento y recursos humanos y, por lo tanto, suponen un mayor coste”.

La vacunación contra el sarampión y otras enfermedades forma normalmente parte de la inmunización de rutina que se lleva a cabo en los centros de salud congoleses. Cada año también se organizan campañas de seguimiento para aumentar el número de niños vacunados. Pero el Dr. Michael Janssens, coordinador médico de MSF en el lugar, afirma que muchos niños no están siendo vacunados. “Una epidemia de esta magnitud no ocurriría si las cifras sobre el alcance de la inmunización contra el sarampión en Katanga fueran correctas”.