"La tregua, finalmente, se ha respetado"

Un alto el fuego de tres días ha entrado en vigor en Gaza. Michèle Beck, coordinadora del equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF), describe la situación en el terreno.

MSF
07/08/2014

"Ayer por la mañana se declaró una nueva tregua de 72 horas. Hasta entonces, yo había sido escéptica acerca de las treguas porque las anteriores apenas se habían respetado. Pero esta vez el ejército israelí anunció su retirada de la Franja de Gaza y enseguida sentimos un cambio. Frente de la oficina de MSF vi a la gente pasando, a pie y en automóviles. Oí bocinas pitando. Sonaba como la vida normal, algo que no he oído durante semanas porque las calles quedaron desiertas desde el comienzo de la guerra. Incluso he escuchado en la lejanía el silbato de un policía dirigiendo el tráfico. La vida parece reanudarse. La gente está saliendo a la calle para reabastecerse de alimentos. Pero todo es relativo. También hay funerales.

En Khan Yunis, en el sur de Gaza, la situación es diferente. Tenemos un pequeño equipo allí desde el martes. ¡Por fin!. Desde hace días queríamos enviar personal de MSF a Khan Yunis. El pasado viernes creímos que iba a funcionar tras la declaración de una tregua, pero el equipo tuvo que dar marcha atrás a medio camino al reiniciarse los combates. Desde el viernes el hospital Nasser de esa localidad ha recibido un gran número de heridos a causa de los nuevos enfrentamientos en Rafah, un poco más al sur. Con olas de heridos que no dejan de llegar, el centro se vio desbordado. Me han dicho que registraron una tasa de ocupación de camas del 200 por ciento: no sabían dónde poner todos los pacientes. Por eso que comenzaron a enviar a los heridos a otros hospitales, incluyendo el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza y que cuenta con el apoyo de MSF. Realmente necesitaban ayuda.

Tras confirmarse la tregua del martes, un equipo integrado por un cirujano, un anestesista y un logista pudo finalmente viajar sin incidentes desde nuestra base en la ciudad de Gaza a Khan Yunis. A su llegada, Maurice, el cirujano, y Ron, el anestesista, fueron a inspeccionar las salas con sus nuevos colegas palestinos. Cuando me llamaron, me dijeron que había muchos heridos, pero que la situación no era tan catastrófica como temían. El número de camas en la unidad de cuidados intensivos se había triplicado y aún había algunas camas desocupadas. Tras una visión general, fueron directamente al quirófano para comenzar a operar heridos. Mientras tanto, Gilles, el logista, resolvió el problema de la vivienda. Se las arregló para encontrar un lugar para que el equipo durmiera: algunos colchones dispuestos en un corredor desocupado. Es espartano, pero bastará para algunos días”.