Zuara es una localidad pacífica, pero como en toda Libia, la salud es una preocupación importante

Debido al conflicto, el sistema sanitario libio se encuentra en una situación caótica. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha establecido operaciones en el este y el oeste del país para dar atención a la población más necesitada. Issiaka Abdou, coordinador de proyecto en Zuara, describe la situación en esta ciudad del oeste de Libia.

MSF
01/06/2016

¿Qué llevó a MSF a Zuara?

Zuara es algo diferente a otros lugares de Libia. Es una población costera de 45.000 habitantes cerca de la frontera con Túnez; todo un oasis de calma. Aun así, la situación sanitaria es tan preocupante como en el resto del país. En septiembre del año pasado, MSF empezó a proporcionar apoyo al Hospital Marítimo de Zuara, que carecía de medicamentos y de personal debidamente cualificado. Igual que en otros lugares de Libia, muchos trabajadores sanitarios cualificados huyeron y los asistentes de enfermería tuvieron que hacerse cargo del trabajo de las enfermeras. Entre septiembre y febrero, con el objetivo de paliar la escasez de personal biomédico cualificado, proporcionamos un técnico al hospital de Zuara para realizar tareas de reparación y mantenimiento de los equipos médicos averiados e hicimos formación al personal sanitario libio. También hemos podido dar apoyo a los policlínicos de Jedi Ibrahim y Abu Kammash atendiendo a menores de 15 años, tratando los casos más urgentes y remitiendo los pacientes más críticos a Zuara. Puesto que el dinero en efectivo constituye un gran problema en Libia, estamos costeando los salarios del personal de ambos policlínicos, que llevaban dos o tres meses sin cobrar. La mayoría de los centros de salud y hospitales ni siquiera tienen fondos suficientes para cubrir los sueldos o para comprar fármacos.

¿Ha resultado difícil ampliar las actividades más allá de Zuara?

Zuara es una zona pacífica, pero a poca distancia la tensión aumenta. Al este, la carretera Sabratha-Trípoli es escenario de frecuentes ataques armados, y al oeste, a una hora de distancia por carretera, la frontera con Túnez se cierra a menudo por razones de seguridad o para evitar el contrabando. Además, al sur de Zuara, que es un pueblo amazigh, se encuentran las zonas habitadas por árabes, en las que es imposible acceder debido a las tensiones que hay entre las distintas tribus. Hasta principios de abril, la carretera de Zuara a Al Jumail, otra localidad ubicada a tan solo 8 km, permaneció cerrada debido a las barricadas que se habían levantado entre las dos poblaciones. Cuando a finales del pasado mes de abril se abrió de nuevo la carretera, pudimos empezar a apoyar la unidad pediátrica de un hospital situado en Al Jumail mediante la prestación de atención primaria y secundaria a niños menores de 15 años. Nuestro equipo médico forma a personal médico y paramédico sobre diversos protocolos de tratamiento y distribuye fármacos en la unidad.

¿Hay personas desplazadas en la región? 

Los movimientos poblacionales son más frecuentes en el este, cerca de Misrata y hacia la zona de Bengasi, ya que hay más enfrentamientos armados. Sin embargo, estamos viendo a migrantes y refugiados procedentes de Sudán, Nigeria, Mali y otros países de África Occidental. Suelen viajar por carretera a través de Níger y terminan en las principales ciudades portuarias de Misrata, Trípoli, Tobruk, Zawiya y Zuara. Trabajan para ahorrar antes de decidirse a embarcar para cruzar el Mediterráneo y llegar a Europa, o para quedarse y enviar dinero a sus familias. Sin embargo, las autoridades locales han formado un equipo de hombres enmascarados para perseguir a los traficantes de personas y nadie ha logrado salir de Zuara desde principios de año. Los migrantes y refugiados son fácilmente localizables, ya que son una fuente de mano de obra barata y muchos encuentran trabajo como vendedores ambulantes. Son vulnerables y duermen en casas abandonadas o a medio construir que no disponen de saneamiento. A pesar de que la atención médica es gratuita en Libia, los migrantes no tienen derecho a ella y tienen que pagar por los tratamientos. En Jedi Ibrahim estamos planeando ampliar nuestras consultas también a los adultos, ya que muchos de ellos no pueden costear el precio de los tratamientos que necesitan.