Los leones indomables quieren seguir adelante en este Mundial
En enero de este año, viajé a Camerún para rodar una película destinada a promocionar la salud que tendría como protagonista a Sylvestre, un paciente que anima a otras personas en su situación a que pasen consulta y reciban tratamiento. Silvestre, es un hombre de voz suave, con una edad cercana a los 30 años, y que en el hospital de Akonolinga, una ciudad del este de Camerún, es el “dueño” del televisor... especialmente cuando se retransmiten partidos de fútbol. Durante mi visita de hace unos meses, el equipo de fútbol nacional competía en la Copa Africana de Naciones 2010, un torneo que muchos de vosotros seguiríais y que tuvo como campeón a Egipto, el equipo que eliminó a Camerún en los cuartos de final.
En el exterior de la sala del hospital, unos 50 pacientes con úlcera de Buruli (una rara enfermedad de la piel que se da sobre todo en países de clima tropical o subtropical), se apiñaban en torno al televisor de Sylvestre para ver el partido que jugaba Camerún. Allí, la mayoría sentados y algunos de pie, acompañaban con un poderoso griterío a su equipo cada vez que alguno de sus jugadores se acercaba a la portería. Sin embargo, su orgullo y esperanza no se vieron recompensados aquel día y Camerún fue derrotado por Gabón. 0-1.
Sylvestre es un fanático del fútbol a quien le encanta hablar de su héroe, Roger Milla, mítico jugador que estoy seguro muchos recordaréis y que en su día fue votado como el mejor jugador de África. En una de nuestras muchas conversaciones, recuerdo que Sylvestre me comentó que para Camerún, cada década supone un nuevo desafío y una posibilidad de victoria. En el Mundial de la FIFA de 1990, el equipo nacional sorprendió al mundo del fútbol cuando Milla, que tenía 38 años por aquel entonces, marcó cuatro brillantes goles, ayudando de esta manera a que su equipo se metiera en los cuartos de final del campeonato. Nunca antes un equipo africano había llegado tan lejos en un Mundial, a pesar de que otras selecciones, como la propia Camerún en España 82, habían hecho ya un digno papel en otras ediciones. Pero antes de la actuación de Milla y de la aparición de aquel equipo de Camerún, los detractores siempre habían tachado a los equipos africanos de indisciplinados e incluso de faltos de resistencia, no considerándoles nunca como serios rivales a los que había que tener en cuenta.
Diez años más tarde de aquel Mundial de Italia, Camerún tenía que hacer frente a un desafío todavía mayor, un desafío contra todo riesgo en el que MSF podía participar. Corría el año 2000, cuando MSF puso en marcha su primer programa de tratamiento del VIH en la capital de Camerún, Yaundé, y cuando confirmó con pruebas fehacientes que los primeros pacientes que habían acudido al hospital aferrándose a una nueva oportunidad de supervivencia, se adherían al tratamiento con determinación.
De nuevo los detractores dijeron que África no tenía dinero ni estructuras médicas, y pensaban que los pacientes africanos carecían de la disciplina necesaria para seguir el tratamiento con éxito.
Ahora en 2010, Les Lions Indomptables (los Leones Indomables) y aquellas personas que tienen el VIH/sida en Camerún vuelven a enfrentarse a nuevos retos tanto en el terreno de juego, como en las clínicas de tratamiento.
En el fútbol Les Lions Indomptables están cualificados para situarse entre los mejores del mundo, a pesar de su derrota del otro día ante Japón. Pero en el partido contra el VIH/sida, Camerún todavía tiene un largo camino por recorrer. Actualmente sólo la mitad de aquellos cameruneses que necesitan antirretrovirales (ARV) reciben tratamiento, por lo que, valiéndonos de una metáfora futbolística, podríamos decir que por cada 11 personas que vemos en el terreno de juego batiéndose contra el VIH, hay otros 11 que están sentados en el banquillo esperando desesperadamente a poder someterse a tratamiento.
Lamentablemente, de cada 11 jugadores en tratamiento con ARV, uno desarrolla resistencias a la medicación. Y es entonces cuando estos pacientes se enfrentan de nuevo a las antiguas barreras que obstaculizan el acceso a tratamientos de segunda línea para tratar el VIH: su elevado precio y su compleja administración. De nuevo, MSF junto con el Ministerio de Salud, se ha propuesto no sólo ofrecer tratamiento, sino también la prueba de que este tratamiento se puede llevar a cabo con éxito.
Mientras los seguidores cameruneses que se han desplazado a Sudáfrica se preparan para empujar a su equipo a una victoria frente a Dinamarca que les permita seguir con vida en este Mundial, decenas de pacientes de Akonolinga se apiñarán de nuevo en torno al televisor de Silvestre para animar también. Y sin duda, gracias a ellos, los leones cameruneses encontrarán en el clamor colectivo el orgullo y la esperanza de una nación que apoya a su equipo y a las personas con VIH/sida.
Marcell Nimfuehr, asesor de Comunicación de MSF para Camerún.