Más allá de la retórica: la necesidad de implementar estrategias comunitarias eficaces para combatir el VIH/Sida

La llamada de ONUSIDA a “cerrar la brecha” entre la atención médica de las personas con IVH y el acceso al tratamiento antirretroviral (ARV), no podrá tener respuesta hasta que no se reformule radicalmente la forma en la que se administran los medicamentos y se adopten enfoques comunitarios más acorde a la realidad de las personas seropositivas, según advierte Médicos Sin Fronteras (MSF) en vísperas de la celebración del Día Mundial del Sida el próximo 1 de diciembre.

MSF
20/11/2014

La experiencia de MSF y otras organizaciones ha demostrado que los enfoques comunitarios facilitan el acceso a los ARVs y reducen el coste por paciente. Estos enfoques son clave ya que contribuyen a que más personas reciban tratamiento, se consiga una mayor adherencia a los mismos y por consiguiente se reduzca la transmisión de la epidemia. Aunque estas estrategias cuentan con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONUSIDA, su implementación a gran escala aún no se ha llevado a cabo, ya que no se ha propiciado un cambio que empodere a las comunidades considerándolas como actores fundamentales en la lucha contra el sida, en vez de como meros receptores de los servicios de salud.

“El aumento de los tratamientos del VIH no puede producirse si los planteamientos actuales no cambian. La línea actual dista mucho de aceptar las nuevas estrategias que desde hace años vienen demostrando su eficacia y efectividad”, explica el Dr. Eric Goemaere, referente de VIH/sida de MSF.

Desde 2007, MSF y otras organizaciones internacionales han sido pioneras en la implementación de estrategias comunitarias que consiguen acercar el tratamiento a los pacientes. Separar las necesidades clínicas de la toma diaria de comprimidos consigue disminuir el tiempo necesario para acceder al tratamiento, así como su coste por pacientes. Las estrategias comunitarias han demostrado una adherencia al tratamiento de hasta un 90% en modelos como Sudáfrica, Malaui, Mozambique, Zimbabue y Kenya. Proyectos pilotos desarrollados en África Central y del Oeste, zonas con baja respuesta frente al VIH, como es el caso de República Democrática del Congo (RDC) y Guinea, han confirmado muy buenos resultados para los pacientes.

No obstante, las autoridades pertinentes no están proporcionando ni el apoyo, ni los fondos necesarios para que estas nuevas estrategias funcionen. Por ejemplo, los promotores comunitarios en materia de VIH y tuberculosis (TB) no cuentan con el reconocimiento ni los fondos para llevar a cabo sus funciones. Además, la existencia de normativas que limitan el suministro de medicamentos a la toma necesaria para un mes por paciente reduce considerablemente los beneficios de estos modelos. Los gobiernos no están dando pasos contundentes a la hora de delegar funciones y responsabilidades en los pacientes para que manejen su propia enfermedad, lo que afecta directamente a la distribución de tratamientos y el acceso a las pruebas del VIH dentro de la comunidad. 

“Los modelos comunitarios implican un fuerte compromiso por parte de las personas seropositivas y las organizaciones de la sociedad civil. No obstante, se sigue observando una disminución en la financiación de estos modelos, perjudicando, en concreto, al beneficio del propio paciente y, en general, a la lucha contra la epidemia del VIH. Éste es el eslabón perdido en la respuesta actual crisis del VIH” afirma Amanda Banda, coordinadora de asuntos humanitarios sobre VIH en MSF.

Los modelos comunitarios exigen flexibilidad a los sistemas de salud ya que no existe un único modelo que se adapte a todos. Las personas con VIH deberían poder elegir cómo adaptar su tratamiento diario a su propia forma de vida. El sistema de salud debería suponer una ayuda y apoyo para el paciente y no un obstáculo. MSF insta a los gobiernos a que adapten su respuesta a las necesidades y exigencias de los ciudadanos afectados, además pide a los organismos internacionales referentes en VIH a que financien y apoyen proactivamente estos modelos.

En Sudáfrica, la organización Treatment Action Campaign (TAC), uno de los principales grupos activistas del país, hace frente a una grave crisis financiera amenazando incluso con su cierre después de 15 años de lucha contra el sida. Según ONUSIDA, en 2012, el 59% de las ONG que trabajan en la lucha contra el VIH y los derechos humanos vieron disminuir sus fondos.

 

 


 En la actualidad, MSF apoya el tratamiento del VIH para 341.600 personas en 20 países. Un 71% de los 35 millones de personas con VIH/Sida viven en el África subsahariana.