MSF Bélgica cierra sus proyectos en Sudán ante la negativa sistemática del gobierno de permitir el acceso a la población necesitada

La sección belga de Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció hoy la suspensión de sus actividades en Sudán a causa de la negativa reiterada de las autoridades del país a permitir el acceso de la organización a las comunidades más necesitadas del país.

MSF
29/01/2015

Médicos Sin Fronteras Bélgica centraba su intervención en tres regiones del sur del país afectadas por el conflicto donde cientos de miles de personas desplazadas requieren asistencia. La negativa total a facilitar el acceso al estado de Blue Nile, el cierre obligatorio de las actividades en el estado de Darfur de Este y los obstáculos y el bloqueo administrativo en Darfur del Sur impiden a MSF responder a las emergencias médicas que sufren esas zonas. 

“El planteamiento del Gobierno Sudanés sobre la presencia humanitaria internacional en las áreas en conflicto se reveló con crudeza la semana pasada cuando un caza de las Fuerzas Aéreas de Sudán bombardeó un hospital de MSF en el estado de Kordofán del Sur”, explicó el doctor Bart Janssens, director de operaciones de la sección belga de la organización. “El Gobierno –añadió- tiene, y las emplea, muchas maneras de cortarnos el acceso a la gente más necesitada. Las reuniones de alto nivel a las que hemos asistido nos han mostrado claramente que la asistencia humanitaria a la población más afectada por el conflicto en Blue Nile y las zonas meridionales del sur de Darfur seguirá bloqueada en tanto que se priorizan las operaciones militares sobre la intervención humanitaria”.

MSF ha visto cómo se le negaba repetidamente el acceso a la región de Blue Nile donde, en otoño de 2011, se inició el conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las milicias del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés-Norte (SPLA-N por sus siglas en inglés). En 2011 y 2012 los equipos de MSF en los campos de refugiados cercanos a la frontera con Sudán del Sur se enfrentaron a una catástrofe sanitaria visiblemente documentada que llevó a unos 100.000 refugiados sudaneses a atravesar aterrorizados la línea fronteriza. Muchos murieron en el camino y otros fallecieron por su extrema debilidad nada más llegar a Sudán del Sur. Las tasas de mortalidad en esos campamentos llegaron a doblar los límites establecidos para declarar una situación de emergencia.

Desde que comenzó el conflicto en Blue Nile, el estado se ha convertido en zona restringida sin que se permita el acceso a trabajadores humanitarios internacionales. "Los refugiados permanecen atrapados y aún dependen completamente de la ayuda humanitaria para sobrevivir, pero les aterroriza la idea de volver a Sudán", afirmó Janssens. "Seguimos atendiendo a los que lograron escapar a Sudán del Sur, pero a nuestros equipos en Sudán no se les permite siquiera evaluar las necesidades, y mucho menos prestar asistencia", denunció.

En la ciudad de Shaeria, en el Darfur del Este, MSF tenía un hospital y un proyecto de clínica móvil. En diciembre de 2012, los miembros del equipo fueron detenidos repentinamente y expulsados de la zona. A pesar de que tuvieron lugar numerosas peticiones y reuniones de alto nivel, no hubo ninguna explicación. MSF sigue actualmente sin poder trabajar en la zona.

En el campamento para desplazados de El Sereif, cerca de Nyala (capital de Darfur del Sur), se impidió que el equipo de MSF ampliara sus recursos y capacidades para responder a la emergencia. La organización realizaba un proyecto médico en el campo, pero en marzo y abril de 2014 se negó la entrada a un equipo de especialistas de emergencia movilizados para dar respuesta a la llegada de un importante grupo de desplazados que huían de la violencia. En ese momento, las provisiones de agua en el campo eran menos de un tercio de lo establecido para situaciones de emergencia y enfermedades de transmisión por agua, como la hepatitis E, eran habituales. En esas circunstancias, se requería una intervención de emergencia para salvar vidas.

"Pedimos acceso mediante diálogo y reuniones, buscamos negociaciones a través de socios con influencia en el Gobierno y denunciamos la situación en los medios de comunicación. Pero nada parece tener el más mínimo efecto", lamentó el doctor Janssens. "Nuestra experiencia es que el Gobierno sudanés organiza reuniones específicamente para impedir la ayuda internacional en lugar de facilitarla. Hemos llegado a la triste y desesperante conclusión de que, en las actuales circunstancias, no podemos hacer nuestra labor de emergencia en tres importantes regiones afectadas por el conflicto de Sudán, donde se nos necesita desesperadamente".

Las necesidades relacionadas con la violencia y el desplazamiento son patentes y extensibles en otras zonas de Sudán. Las últimas estadísticas de la ONU sobre Darfur muestran que hay alrededor de 400.000 nuevos desplazados en 2014, de un total de 2,3 millones en todo el país, y que 6,9 millones de personas necesitan asistencia humanitaria.

La sección belga de MSF mantiene su compromiso de dar atención de emergencia a las poblaciones afectadas por el conflicto en Sudán, y buscará hacerla efectiva por todos los medios posibles.

 


MSF empezó a trabajar en Sudán en 1979. Los obstáculos puestos en práctica por las autoridades desde 2011 han hecho que cada vez sea más difícil el trabajo de la sección belga de la Organización médico-humanitaria, centrada en los estados de Nilo Azul, Darfur del Este y Darfur del Sur, hasta bloquearlo por completo. Otras secciones de MSF siguen trabajando en Sudán, aunque la sección francesa ha suspendido temporalmente las actividades en el estado de Kordofán del Sur tras el bombardeo del hospital de Frandala el pasado 20 de enero.