"Para muchos sudaneses, la vida es tan difícil ahora como lo era antes del acuerdo de paz"

Christoph Hippchen, coordinador de MSF en el sur de Sudán, explica las consecuencias que tiene la violencia sobre la población civil de esta región.

MSF
13/06/2006

Como si un huracán lo hubiese barrido todo, así quedó la clínica en la aldea de Pieri cuando el equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) llegó para comprobar lo que había ocurrido. Aunque el edificio todavía se mantenía en pie, lo habían saqueado todo: equipamiento de laboratorio, camas, medicamentos, y reservas de alimentos. Incluso habían arrancado las puertas.

El recinto estaba recubierto de fichas de registro y de envoltorios. Sin embargo, lo peor fue el hecho que la clínica estaba prácticamente desierta. “La mayoría del personal sudanés y de nuestros pacientes habían huido de la violencia”, explica Christoph Hippchen, coordinador de MSF en el sur de Sudán. “El panorama era realmente desolador”. Al mismo tiempo también habían saqueado la aldea y gran parte de sus habitantes habían huido.

¿Qué ocurre en el sur de Sudán?
A pesar de la firma del acuerdo de paz a principios del año pasado, en los últimos meses ha vuelto a resurgir la violencia en las provincias del Alto Nilo y Jonglei. MSF se vio obligada a evacuar a gran parte de su personal internacional por esta razón. Desde su partida, por lo menos dos de nuestras clínicas han sido atacadas y saqueadas. Como resultado de ello, en este momento, cientos de miles de personas no pueden obtener asistencia médica. La situación es muy inestable, por lo que nadie sabe cuánto tiempo tardarán en regresar nuestros médicos y diplomados en enfermería. Sabemos que se tardarán meses en reparar completamente las clínicas saqueadas. La estación de lluvias está a punto de empezar y esto dificulta extremadamente el transporte de suministros.

¿Cómo se encuentran los pacientes de las clínicas evacuadas?
En algunos lugares, como en la ciudad de Nasir, nuestro personal sudanés ha continuado tratando a los pacientes. Sin embargo, en otras zonas, los pacientes han tenido que irse en busca de refugio. En Pieri, tenemos 25 pacientes ingresados y más de 120 sometidos al tratamiento de la tuberculosis que necesitan tomar medicación diariamente. Les damos a cada uno un pequeño suministro de medicamentos para que lo guarden por si se ven obligados a huir. Pero si no pueden acceder al personal sanitario en el plazo de pocas semanas entonces su tratamiento no habrá servido de nada.

¿Ha provocado la violencia la muerte de civiles?
Es difícil de decir, especialmente porque nuestros equipos fueron evacuados de los lugares más amenazados por la violencia. Está claro que ha habido enfrentamientos en diferentes lugares en las provincias del Alto Nilo y Jonglei. El 20 de mayo transportamos por vía aérea a seis heridos de bala de la aldea de Yuai a nuestro hospital en Ler donde fueron sometidos a intervenciones quirúrgicas. Pensamos que hay muchos heridos pero los más graves mueren antes de llegar a nuestras clínicas.

Pero hay un acuerdo de paz, ¿no es así?
La población del sur de Sudán finalmente tenía esperanzas de un futuro mejor cuando el Gobierno y los rebeldes firmaron un acuerdo de paz tras más de 20 años de guerra. Su optimismo se está desvaneciendo. En el Alto Nilo y en Jonglei hay más enfrentamientos ahora que en todo el año y medio pasado. La situación sanitaria no ha mejorado y sólo hay unas pocas organizaciones que aporten asistencia. Para muchos sudaneses la vida es tan difícil ahora como lo era antes del acuerdo de paz.

¿Qué hace falta para cambiar esto?
Es como si todo el mundo pensara: ahora que hay un acuerdo de paz, todo funcionará en el sur de Sudán. MSF ha exhortado a las autoridades a que den pasos para mejorar la seguridad en el Alto Nilo y en Jonglei y poder así empezar a proporcionar ayuda médica de nuevo. La población recibe mucha menos ayuda humanitaria de la que necesita y los enfrentamientos reducen todavía más las posibilidades de ayuda. El resto del mundo parece haber olvidado esta región.

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