“Nuestro principal desafío es atender a la población más necesitada en las zonas cerradas a la ayuda humanitaria”

Entrevista a Pablo Marco, coordinador general de MSF en Yemen en 2010.

MSF
17/02/2011

Durante el último año, Pablo Marco ha trabajado como coordinador general en Yemen, uno de los países más pobres del mundo y el más pobre de la península Arábiga. Según las Naciones Unidas, cerca del 45% de la población vive con menos de dos dólares al día y los indicadores de desarrollo social como la desnutrición infantil, la mortalidad materna o el nivel de educación son muy malos. A estas dificultades se suman dos conflictos activos, uno en el norte y otro en el sur. Repasamos con Pablo su experiencia en el país y cómo han evolucionado las actividades de MSF en el último año.

 

En abril de 2010, MSF traspasó su proyecto de atención a migrantes y refugiados en las provincias de Abyan y Shabwa. ¿En qué consistía el proyecto? ¿Cómo cambió la situación para que ya no fuera necesaria la presencia de MSF?

MSF empezó a trabajar en el sur de Yemen en septiembre de 2007. En ese momento, miles de somalíes y etíopes llegaban a las provincias de Abyan y Shabwa huyendo de la guerra y la pobreza y apenas recibían asistencia. Estas personas, ya de por sí vulnerables tras su peregrinaje hasta el noreste de Somalia (desde donde partían en barco hasta Yemen), se veían obligadas a recurrir a traficantes para cruzar el golfo de Adén en condiciones terribles.

El trabajo de MSF consistía en atender a los recién llegados a pie de playa, así como en el puesto de salud del centro de recepción de migrantes y refugiados del ACNUR en Ahwar. Entre septiembre de 2007 y marzo de 2010, MSF asistió a más de 25.000 personas. Además, desde un primer momento, MSF trabajó explicando la problemática de la que era testigo a los diferentes actores implicados. De esta manera, llegó un momento en el que conseguimos que las agencias de Naciones Unidas asumiesen su responsabilidad y mejoraran drásticamente la atención que ofrecían. Así, MSF pudo traspasar sus actividades a dos organizaciones no gubernamentales financiadas por Naciones Unidas. También es importante tener en cuenta que el número de migrantes que llegaban hasta esta zona descendió drásticamente desde mediados de 2009, con lo que la presencia de MSF ya no era necesaria.

 

Por otra parte, a finales de 2009, MSF empezó una nueva intervención en el norte de Yemen. ¿Cuáles eran las necesidades de la población?

En el 2009, volvió a estallar el conflicto armado entre el movimiento al-Houthi y el Gobierno yemení en la provincia de Saada, provocando el desplazamiento de miles de civiles hacia el centro de Saada y a las vecinas provincias de Hajja, Amran y Al Jawf. Desde 2004, los rebeldes de al-Houthi han luchado en sucesivas guerras contra el gobierno central, denunciando marginalización social, económica, política y religiosa, sin embargo los enfrentamientos de 2009 fueron especialmente duros y, a pesar de un alto el fuego acordado a principios de 2010, muchos desplazados siguen sin regresar a sus hogares.  

Actualmente, MSF está trabajando para cubrir las necesidades médicas de los desplazados que siguen en los campos de desplazados de Al Mazraq, en Hajja, y a los que el gobierno y otras agencias no están asistiendo. También en Al Mazraq, MSF lleva a cabo una intervención nutricional, en la que ahora mismo hay alrededor de 600 niños desnutridos severos, un programa de salud mental y, además, gestiona un centro de salud y un hospital.

Por otra parte, queremos atender las necesidades médicas de más de 200.000 habitantes del oeste de Saada, donde prácticamente no existe ningún tipo de servicio de salud. Para ello estamos intentando trabajar en dos estructuras en el interior de Saada: Razé y Al Malaheet. Nuestro objetivo es que  estas estructuras refieran a los pacientes que necesiten atención adicional al hospital de Al Mazraq.

 

Las tensiones entre grupos del sur y el gobierno central han provocado un importante aumento de la violencia en la zona. ¿Qué hace MSF en el sur del país?

En los últimos meses, la tensión entre el Gobierno de Yemen y grupos separatistas del sur ha aumentado considerablemente, con enfrentamientos constantes en varias zonas del sur. MSF está presente en la ciudad de Habilain, en la provincia de Lahj, una de las áreas más castigadas por el actual conflicto. MSF da apoyo a los departamentos de urgencias, medicina interna y cirugía del hospital de la ciudad, especialmente en la asistencia a víctimas de la violencia. Desde julio hasta diciembre de 2010, MSF ha atendido 5.000 urgencias en el hospital.

 

MSF está trabajando en un proyecto de HIV/sida en Saná, la capital de Yemen. ¿Por qué ha decido poner en marcha este proyecto?

Decidimos trabajar en este proyecto porque los enfermos de VIH/sida sufrían un alto grado de estigmatización por parte del cuerpo médico en el país, llegando incluso a no ser admitidos para procedimientos médicos urgentes como cirugía o cesáreas. Nuestro objetivo es reducir el estigma y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de la atención que el Estado ofrece a estos pacientes.

 

¿Cuáles crees que son los desafíos a los que MSF, como organización, se enfrenta en los próximos años en Yemen?

Nuestro principal desafío es atender a la población más necesitada y para eso tenemos que conseguir acceder a zonas del país cerradas a la ayuda humanitaria. Para conseguirlo, tenemos que mejorar la percepción de MSF en todos los niveles de la sociedad, explicar bien que somos una organización médica totalmente independiente y que nuestras operaciones solo están basadas en las necesidades de la población. Para que MSF pueda trabajar en zonas de guerra, necesitamos unas mínimas garantías de seguridad por parte de todos los actores implicados. Y para conseguir estas garantías es imprescindible que todos las partes entiendan que somos independientes y no tomamos partido en los conflictos. Actualmente, en Yemen hay muchos grupos enfrentados y es vital que nos conozcan para que podamos trabajar. Si se entiende bien nuestro trabajo, será más fácil acceder a algunas zonas del país. Por último, también tenemos que seguir trabajando para aumentar la calidad de nuestras intervenciones en atención secundaria.