Pakistán: En Sukkur los hospitales están al máximo de su capacidad

Cientos de miles de personas siguen viéndose obligadas a abandonar sus hogares.

MSF
14/09/2010

Han transcurrido más de cinco semanas desde que las primeras inundaciones asolaran Pakistán y parte del agua ha empezado ya a retroceder en provincias como Khyber Pakhtunkhwa (KP). Sin embargo, a medida que nos desplazamos hacia el sur, se puede comprobar cómo en los últimos días nuevas inundaciones han arrasado lugares como Sindh, donde cientos de miles de personas se están viendo obligadas a abandonar sus hogares.

Huyendo de Jacobabad, Kashmore, Shikarpur, Shadadkot, más de 500.000 personas han llegado estos días hasta Sukkur, una ciudad de ríos y canales situada en el norte de la provincia de Sindh, que alberga ahora a las personas desplazadas por el agua. Según cuenta todo el mundo, una de cada tres personas que hay en Sukkur acaba de llegar a la ciudad en busca de un lugar seco donde refugiarse: escuelas vacías, calles, e incluso antiguas vías de tren están llenas de personas que necesitan comida, medicamentos y agua potable.

Mohssen Ali y su familia fueron de los primeros en asentarse en un terreno de la ciudad de Sukkur, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) ha distribuido tiendas a 150 familias. “Tardé años en construir una casa para los míos y ahora sólo queda un montón de barro”, explica Mohssen. “El agua hizo que tuviésemos que abandonar Kashmore a toda prisa... ni siquiera pude coger la medicación que toma mi esposa. Padece problemas cardiacos crónicos y no sé cuánto tiempo podrá aguantar sin sus pastillas. No puedo comprar alimentos para mis hijos. Soy su padre y tengo que ocuparme de ellos, pero no puedo. ¿Qué vamos a hacer?”

Atención Médica Móvil

Mejorar el acceso a los servicios de salud básicos es una de las prioridades de los equipos de MSF que trabajan en Sukkur hoy. “Los 13 hospitales en esta zona han llegado al máximo de su capacidad debido al gran flujo de personas que acuden en busca de asistencia. Al menos la mitad de las personas que estamos tratando ahora en el hospital son desplazados. “He visto 3 ó 4 pacientes en la misma cama”, recuerda la enfermera Anja Braune, que es quien está a cargo de las actividades médicas de MSF en Sukkur.

Para llegar a las personas que no pueden acceder a los centros de salud, los equipos de MSF están llevando diariamente clínicas móviles a varios emplazamientos de la zona y se encargan a su vez de hacer evaluaciones para detectar un posible incremento de la desnutrición infantil. Mediante la medición del perímetro medio del brazo de los niños (MUAC por middle upper arm circumference), los trabajadores sanitarios pueden identificar a los niños con desnutrición moderada o severa que requieren apoyo adicional, y les refieren al Centro de Nutrición Terapéutica Intensiva recientemente abierto por MSF en el hospital Railway. 

Con el fin de prevenir la deshidratación, el establecimiento de puntos de rehidratación oral es otra de las actividades esenciales de los equipos que trabajan en la zona. Montados en campos y escuelas, y dirigidos por dos promotores de salud, estos puntos proporcionan una solución rehidratante ya preparada a todas las personas que lo necesitan. La enfermera de MSF Petra Frankuizen está a cargo de más de nueve puntos de rehidratación oral y de formar a 15 promotores de salud, todos ello procedentes de Sukkur. “El calor es insoportable, y el agua está contaminada. Las dos cosas juntas significa que muchas personas, especialmente los niños, tienen sed y están deshidratados”, afirma Petra.

Las pobres condiciones de vida, incluyendo unas muy malas condiciones de higiene y servicios de saneamiento deficientes, están transformando rápidamente las escuelas y campos improvisados en focos de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea acuosa aguda. El epidemiólogo de MSF Todd Swarthout ha estado trabajando desde hace semanas para tener una mejor idea de las necesidades sanitarias de los desplazados en Sukkur: “uno de los principales retos es el tamaño de la zona y el abrumador número de personas afectadas”, declara. “He visitado escuelas donde cientos de personas utilizan el mismo lavabo. Hay muchos espacios abarrotados, con pobres condiciones de saneamiento, lo que les  convierte en campos de cultivo para las enfermedades”.

Agua escasa y de calidad deficiente

En Sukkur, hay tres plantas de tratamiento que extraen el agua del río Indus, que es la principal fuente de agua de la zona. Sin embargo, el río presenta una turbiedad elevada, lo que significa se requiere un sistema de filtración eficiente para que el agua pueda utilizarse. Aunque algunas personas pueden permitirse comprar agua potable en establecimientos privados, para la mayoría de la población la única agua disponible es escasa y de calidad deficiente.

Por este motivo, la provisión de agua segura es otra de las prioridades para el personal de MSF que trabaja en Sukkur. Los equipos de la organización han instalado dos depósitos reutilizables de 5.000 litros en un campo de desplazados y han instalado un sistema de purificación que trata el agua que proviene directamente de una de las plantas de agua de la ciudad.

“Nos centramos en la estructura de salud para que por lo menos las personas enfermas no reciban la misma agua que les hizo caer enfermos”, explica el técnico en agua y saneamiento de MSF, Imran Ali.

Instalando un sistema de filtración a base de presión asistida, ahora pueden suministrarse hasta 80.000 litros de agua segura diarios a las estructuras de salud de la zona de Sukkur, pero debe hacerse mucho más.

“La situación es muy precaria aquí por falta de cloración. Si el agua del río se contamina, ésta acabará por llegar a las casas y pozos, causando enfermedades”, añade.

Ningún sitio adonde ir

Es bastante visible que para responder a las múltiples necesidades de los desplazados, las organizaciones nacionales e internacionales que trabajan en Sukkur deben ampliar sus esfuerzos. En unas pocas semanas, las escuelas reabrirán, lo que significa que la gente que se ha refugiado en los que hasta ahora eran edificios vacíos, tendrán que encontrar otro lugar adonde ir. Niños como Yasmeen Haj, de 12 años, seguirán sufriendo las consecuencias de las inundaciones mucho tiempo después de que el agua se retire. “Quizá tarden semanas o meses, pero todo el mundo está rogando poder regresar a sus hogares”, dice. “Baba murió el año pasado y perdimos a nuestra madre en las inundaciones. Mi hermano sólo tiene cinco años y yo soy su madre ahora. No tenemos ningún sitio adonde ir”.


Desde 1988, MSF ha estado proporcionando asistencia médica a desplazados pakistaníes y refugiados afganos que padecen los efectos de los conflictos armados, el acceso deficiente a la atención sanitaria y las catástrofes naturales en KPK, FATA, Baluchistán, Sindh, Punjab, y Cachemira.

Desde que se produjeron las primeras inundaciones en Pakistán,

  • MSF ha distribuido 24.834 kits de artículos de primera necesidad y 6.801 tiendas;
  • realizando 27.151 consultas médicas,
  • abriendo 7 centros de tratamiento de la diarrea;
  • organizando continuamente 12 clínicas móviles;
  • distribuyendo 718.000 litros de agua limpia y segura cada día;
  • construyendo 258 letrinas
  • e instalando 11 puntos de rehidratación oral.

152 trabajadores internacionales y 1.279 trabajadores pakistaníes participan en los programas de respuesta a las inundaciones de MSF en Pakistán.


MSF no acepta fondos de ningún gobierno para su trabajo en Pakistán y ha optado por depender solamente de donaciones privadas para llevar a cabo su labor.