Pakistán: campos y pueblos inundados y falta de agua potable aumentan el riesgo de malaria, dengue, diarrea y desnutrición infantil

Nuestros equipos observan un gran aumento de pacientes con malaria en el este de Baluchistán y en el norte de Sindh, las provincias más afectadas por las inundaciones en Pakistán.

MSF
14/10/2022

Han pasado siete semanas desde que el 25 de agosto el Gobierno de Pakistán declarara la “emergencia nacional” a causa de las inundaciones y solicitara el apoyo de la comunidad internacional. Las fuertes lluvias monzónicas que empezaron en junio han anegado más de un tercio de Pakistán, y el número de muertos supera ya los 1.700. Se estima que hay más de 33 millones de personas damnificadas.

Las intensas precipitaciones de la temporada del monzón han batido récords y han causado una devastación catastrófica en el país, provocando una crisis humanitaria a gran escala. Desde las zonas montañosas hasta las llanuras, las inundaciones han arrasado y dañado millones de casas, infraestructuras, cultivos y ganado. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) han visto localidades cercanas a las riberas de los ríos bajo 3 metros y medio de agua.

Las lluvias amainaron en septiembre y octubre, y el nivel del agua en las llanuras está bajando lentamente. Sin embargo, muchos de los pueblos siguen inundados y la mayoría de los desplazados no pueden volver a sus hogares. Muchos damnificados pasan los días y las noches en campamentos de desplazados en tiendas de campaña, en instalaciones provisionales o al aire libre sin un refugio adecuado. Esperan poder regresar y reconstruir sus hogares, pero esto podría llevar meses y muchos han perdido sus medios de vida.

 

Nuestro equipo de respuesta de emergencia viaja en lancha para llegar a un pueblo de Johi town que aún está aislado por el agua.

 

Amplias áreas de Sindh y del este de Baluchistán siguen anegadas y algunos pueblos permanecen aislados y son inaccesibles. En muchas zonas, las aguas están estancadas lo que provoca la propagación de enfermedades transmitidas por el agua y por vectores como la malaria o el dengue.

La necesidad de agua potable sigue siendo enorme ya que las fuentes de agua están en gran parte contaminadas. La situación de la seguridad alimentaria y la desnutrición infantil también es preocupante, ya que los cultivos y el ganado han quedado devastados y muchos hogares se enfrentan a la crisis sin medios de subsistencia. Ante la previsión de unas condiciones invernales duras que compliquen aún más el acceso a refugio, agua y atención médica, las poblaciones afectadas por las inundaciones se enfrentan a los próximos meses en situación de especial vulnerabilidad y requerirán un apoyo humanitario sostenido.

Unos mil pueblos han quedado arrasados y un gran número de instalaciones de agua, higiene y saneamiento están gravemente dañadas o permanecen bajo el agua dejando a cientos de miles de personas sin acceso agua potable”, calcula Danish Malik, especialista de agua y saneamiento de MSF.

“En las dos primeras semanas de la respuesta de emergencia pudimos instalar tanques con capacidad para 125.000 litros de agua potable en 11 campos de desplazados. Tenemos una flota de 12 camiones de agua que están proporcionando agua clorada dos veces al día a estas personas. Con ello tratamos de doblar la curva de los brotes de diarrea. La inundación ha causado graves daños a gran escala. Hemos podido llegar a algunos de los pueblos para prestar apoyo en materia sanitaria, pero hay muchos más esperando asistencia”, añade Malik.

 

Un paramédico de MSF toma una muestra de malaria de un niño en el campamento médico situado en la zona afectada por las inundaciones de Dadu, en la provincia de Sindh.

 

50 días después de la declaración de la emergencia, los equipos de MSF tratan a un elevado número de personas con diarrea acuosa aguda, malaria, dengue, infecciones de las vías respiratorias y de la piel, especialmente en las provincias de Sindh y Baluchistán. Estas patologías están relacionadas con la falta de acceso al agua potable, las malas condiciones de higiene y el agua estancada que actúa como caldo de cultivo para los mosquitos, vectores de enfermedades como la malaria o el dengue.

Ali Asad es vecino de la aldea Allahdad Khoso, en la provincia de Sindh, la más afectada por las inundaciones. “Las lluvias comenzaron después del Eid ul Adha (Fiesta del Cordero) y han causado estragos en nuestro pueblo. Solo hay una bomba de agua cerca de la escuela y estamos bebiendo agua de ella. Pero el agua ha provocado diarrea en nuestros niños. La malaria está muy extendida y casi todos los miembros de la familia están enfermos de malaria. Todos los que visitan al médico son diagnosticados con malaria”, explica Ali.

Los equipos de MSF observan un gran aumento del número de pacientes con malaria en el este de Baluchistán y en el norte de Sindh. La necesidad y la demanda de medicación y tratamiento contra la malaria son máximas.

MSF está dando respuesta a la emergencia en las provincias de Baluchistán, Sindh y Jaiber Pastunjuá. Los equipos dirigen clínicas móviles y distribuyen bienes de primera necesidad, como kits de higiene y artículos de cocina esenciales, y suministran agua potable.



La "ciudad de las tiendas" en Labour Colony, el mayor campo de personas desplazadas de Sukkur, en el norte de la provincia de Sindh.

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La respuesta de MSF en cifras

  • Más de 23.600 consultas mediante clínicas móviles.
  • Más de 8.400 kits de bienes de primera necesidad, incluyendo kits de higiene y de cocina, mosquiteras y repelente de mosquitos distribuidos a familias damnificadas.
  • Más de 8 millones de litros de agua potable a las víctimas de las inundaciones suministrados.