¡Pide refuerzos, manos a la obra! (por Ahmed Fadel, coordinador de MSF en el hospital de Chatuley, Leogane, Haití)

MSF
10/12/2014

Son más de las diez de la noche en el hospital Chatuley. Un niño de dos años está recibiendo oxígeno. Se encuentra en un coma profundo después de recibir un fuerte golpe en la cabeza. Está a punto de dejarnos. El pediatra y las dos enfermeras hacen todo lo que está en sus manos, pero saben que no saldrá adelante. Otra enfermera lo acaricia tiernamente y lo calma durante sus últimos momentos.

La jefa de enfermeras, con lágrimas en los ojos, lo abraza y se lo lleva a su madre, que también está recibiendo atención médica.

Hicimos todo lo posible para salvarlo, pero finalmente se ha ido. No se oye nada. Debido al estado de shock en el que se encuentra, la enfermera se tiene que tomar un momento para explicarle lo que ha sucedido. Cuando finalmente la madre logra comprenderlo, comienza a llorar desconsoladamente.

Todo el personal del hospital guarda un respetuoso silencio mientras trata de arroparla y de acompañarla en ese duro momento. Sentimos como si el mundo hubiera dejado de girar y todo a nuestro alrededor se detiene, a excepción de las lágrimas que ruedan por nuestras mejillas.

 

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