RDC: civiles víctimas de la violencia sexual en el este del país

MSF atiende entre 50 y 120 personas víctimas de agresiones sexuales mensualmente en el hospital de Bon Marché, Bunia

MSF
24/10/2007

A pesar de la disminución de los combates en el distrito de Ituri, en el noreste de la República Democrática de Congo (RDC), las poblaciones civiles siguen expuestas a elevados niveles de violencia. Después de cuatro años de trabajo médico en la región, MSF testimonia, en un informe titulado “Ituri, los civiles siguen siendo las principales víctimas”, la permanencia de la violencia sexual y las consecuencias humanitarias de las operaciones militares llevadas a cabo en 2007 en el marco del proceso de pacificación.

En la actualidad, entre 50 y 120 personas acuden mensualmente al hospital Bon Marché, en Bunia, a causa de agresiones sexuales. MSF ha atendido a más de 7.400 víctimas de violación en cuatro años. De éstas, más de un tercio se han tratado en los últimos 18 meses, lo que representa 2.700 personas. “En el hospital Bon Marché, donde trabajamos, el número de consultas a raíz de una violación sigue siendo muy elevado y en cerca de la mitad, los agresores son hombres relacionados con las fuerzas armadas o las milicias. A estas violaciones sexuales, se asocian otras formas de violencia, especialmente actos de humillación y tortura. Un paciente de cada cinco afirma haber sido secuestrado en períodos que van desde dos días a varios años”, explica Bruno Jochum, director de operaciones de MSF. Los pacientes nos informan de su extremo desamparo y sus dificultades por llevar una existencia normal después de periodos de retención marcados por los abusos sexuales y los tratos humillantes.

Las operaciones militares vinculadas al proceso de pacificación generan violencia contra las poblaciones civiles que se traducen en violaciones y brutalidades asociadas, destrucciones de viviendas, saqueos y desplazamientos forzados. En la localidad de Laudjo, un 85% de las casas fueron saqueadas durante la ofensiva que se produjo a comienzos de 2007, y además la violencia fue la primera causa de mortalidad de las personas mayores de cinco años. “Los civiles pagan el precio más alto de las operaciones de pacificación porque cada grupo en conflicto les acusan de ayudar al contrario y entonces son objeto de represalias indiscriminadas o de acciones punitivas”, añade Bruno Jochum. Estas acciones provocan la huida de los habitantes afectados a decenas de kilómetros más allá de sus lugares de origen, dentro del territorio de Djugu, y haciendo que las condiciones de su existencia se reduzcan a un estado de mera supervivencia.

150.000 desplazados en Ituri todavía no pueden volver a sus hogares y esto hace que sean particularmente vulnerables ante el riesgo de explotación y de agresión por causa de su precaria situación económica. Ellos necesitan imperiosamente la ayuda humanitaria mientras no se restablezcan las condiciones necesarias para el retorno a sus lugares de origen. La ausencia de un tercio de los niños de cero a cuatro años en el área de Laudjo, como se evidencia en una encuesta epidemiológica reciente*, refleja los efectos desastrosos de un índice anormal de mortalidad infantil acumulada durante años de conflicto y de interrupción de los servicios de salud.

Es necesario ampliar dentro de esta región la oferta de atención y servicios sociales, tomando medidas adecuadas a nivel médico y psicológico. Ante esta situación de desamparo agudo, las autoridades deben imperiosamente hacer todo lo posible por detener los actos de violencia de origen diverso, en tanto que el recrudecimiento de los combates en la provincia de Kivu ilustran la gran inestabilidad del este del país.


* Francesco Grandesso, Retrospective mortality, violent events and basic needs, distrito de Ituri, República Democrática del Congo, Diciembre 2006 - Abril 2007, Epicentre, Junio 2007.