Siria: vacunamos contra la COVID-19 en medio de la guerra, los desplazamientos y las dudas

Desde MSF estamos apoyando los esfuerzos locales de vacunación con 10 equipos fijos y móviles en el noroeste del país, donde ya hemos suministrado casi 11.600 dosis de vacunas.

MSF
11/08/2022

"Para gente como nosotros, que ha sobrevivido a la guerra, a los bombardeos y a la violencia diaria, el coronavirus ha sido la última de nuestras preocupaciones", dice Em Mahmoud, una mujer siria de Idlib.

"Cuando el número de casos empezó a aumentar en el norte de Siria, intenté convencer a mi marido de que se vacunara, pero tenía miedo", dice.

Por desgracia, unos meses después, el marido de Em Mahmoud, que tenía diabetes, contrajo el virus y perdió la vida. Las cuatro oleadas de COVID-19 registradas en el noroeste de Siria se han cobrado la vida de 2.500 personas.

"Pasé 13 días con él en la unidad de cuidados intensivos. Cada día veía a las familias sufrir al perder a sus seres queridos, fue entonces cuando decidí vacunarme", continúa Em Mahmoud. "Me vacuné, gracias a un equipo móvil de MSF, porque no quería que mi familia sufriera lo mismo que yo. Convencí a todos los que me rodeaban para que se vacunaran también, porque salva vidas".

 

Trabajador de MSF vacuna a una persona desplazada en un campo en el noroeste de Siria.

 

Sin embargo, cientos de personas en el noroeste de Siria se niegan a vacunarse, y la baja tasa de inmunización es una clara prueba de ello. A día de hoy, solo el 13,4% del total de la población mayor de 18 años está totalmente vacunada. Esto se debe a varias razones, como la priorización de otros riesgos vitales, la falta de información o la desinformación sobre las vacunas, y la falta de confianza en los servicios médicos.

Cuando nuestros equipos preguntaron a las personas desplazadas de los campos cuáles eran sus principales preocupaciones, el COVID-19 no fue mencionado ni una sola vez.

"Los desplazados del noroeste de Siria temen pasar hambre, sufrir más desplazamientos o morir a causa de los bombardeos", afirma el responsable de un campo de desplazados en Idlib. "Muchas personas no creen que la COVID-19 pueda ser más peligrosa que los riesgos a los que se enfrentan a diario, por lo que no están interesadas en recibir la vacuna", afirma.

Algunas personas también tienen miedo de los riesgos relacionados con las vacunas de la COVID-19, considerándolas una amenaza adicional. Los rumores sobre las vacunas han circulado ampliamente en las redes sociales y entre la comunidad, lo que ha provocado crecientes temores y dudas.

También se ha disuadido a la gente de acudir a los servicios médicos, incluida la vacunación, debido a la menor disponibilidad de atención médica en el noroeste de Siria, lo que ha afectado a la percepción de la gente sobre la calidad de estos servicios. Además, la idea de vacunar a las personas adultas no es muy común en esta zona, ya que la gente cree que las vacunas son solo para los niños.

En este contexto, desde MSF hemos decidido apoyar los esfuerzos locales de vacunación de la COVID-19 en el noroeste de Siria, dirigidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo de Inmunización de Siria (GIS).

 

Un equipo móvil de vacunación y promoción de salud de MSF visita un campo en el noroeste de Siria para concienciar sobre las vacunas de COVID-19.

"Nuestro principal objetivo era ayudar a aumentar la cobertura de vacunación en el noroeste de Siria, especialmente para los más vulnerables. Vacunamos a personas que antes se negaban a tomar la vacuna o no podían acceder a un centro de vacunación", dice Jamil Mohamad*, responsable médico de MSF del proyecto de vacunación.

Para contrarrestar las dudas sobre la vacuna, nuestros equipos han desplegado 10 equipos de vacunación fijos y móviles. A día de hoy, nuestros equipos han suministrado casi 11.600 dosis, el 74% de ellas a desplazados internos que viven en 107 campos de la gobernación de Idlib.

Además, nuestros equipos de promoción de la salud han podido llegar a más de 41.000 personas a través de sesiones individuales y grupales sobre la COVID-19. Con estas sesiones, los equipos identifican y desmienten los rumores que rodean a la vacuna de la COVID-19, que se centran sobre todo en sus efectos secundarios, su mortalidad y su esterilidad. El personal sanitario fue uno de nuestros principales objetivos, incluido el de MSF.

"La gente confía en los médicos y las enfermeras, por lo que hemos querido animarles a que ellos se vacunen primero. En una de nuestras instalaciones, el 100% del personal se ha vacunado con pauta completa", dice Mohamad.

También nos centramos en empoderar a los gestores de los campos y a los líderes de la comunidad, para que puedan predicar con el ejemplo y ayudar a cambiar la actitud de la comunidad hacia las vacunas.

"La pandemia de COVID-19 aún no ha terminado. Aunque las cifras estén disminuyendo, la vacunación sigue siendo un componente esencial en la lucha contra la pandemia", dice Mohamad. "En Siria, el sistema sanitario ha sido devastado por más de una década de conflicto y no puede hacer frente a otra oleada grave".