Somalia: ningún lugar seguro en Mogadiscio

MSF expresa su preocupación por la población atrapada por la violencia en la capital somalí

MSF
07/11/2007

Mientras miles de personas huyen de Mogadiscio, la capital de Somalia, la organización internacional médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) está seriamente preocupada por la población que está atrapada en la capital somalí, donde la violencia se ha intensificado en las últimas semanas.

MSF es una de las únicas organizaciones internacionales que está ofreciendo servicios de salud en Mogadiscio y es testigo del aumento de la violencia en la zona cercana a una de sus clínicas. Los que han podido ya han abandonado la ciudad, pero muchos más siguen atrapados y no tienen medios para escapar o están demasiado asustados para hacerlo. Algunas de estas personas están huyendo a otras zonas de la ciudad, pero se están quedando, cada vez más, sin un lugar seguro donde buscar refugio.

“Están aterrorizados, pero para muchos la única opción es aguantar, con la esperanza de que la violencia no les llegue”, dice Javier Fernández, coordinador general de MSF en Somalia. “En Mogadiscio no hay ningún lugar seguro a donde ir”.

Los altos niveles de inseguridad están impidiendo a los civiles heridos recibir asistencia médica. El personal de MSF no ha podido ayudar a personas heridas por metralla o balas en enfrentamientos durante la noche. Algunas han muerto desangradas, ya que el traslado a los hospitales era muy peligroso. Antiguos residentes de un suburbio muy poblado cerca de la clínica de MSF han hablado de hombres armados desfilando por las calles, saqueando casas y, en algunos casos, disparando a personas que no iban armadas.

Las personas que viven desplazadas en Mogadiscio son las más vulnerables. La ciudad está llena de campos improvisados. Los habitantes de estos campos tienen poco más que harapos y plásticos para cobijarse –nada que pueda protegerles de balas, morteros y obuses–. Hay pocos hombres en estos campos; muchos se han ido, dejando a las mujeres solas para alimentar y cuidar a sus hijos, vulnerables a la violencia y a los saqueos. La semana pasada, MSF atendió a tres mujeres que habían sido violadas en sus casas por la noche por hombres armados.

En las últimas semanas, el personal de MSF en Mogadiscio ha informado de que los enfrentamientos están cada vez más cerca de la clínica. Algunos miembros del personal no pueden ir a trabajar porque varias carreteras han sido cortadas por la violencia. “Hemos observado un descenso masivo en el número de personas que vienen a nuestra clínica, procedentes de los barrios donde se desarrollan los enfrentamientos más fuertes. Esto concuerda con las historias que estamos escuchando de gente que huye de sus barrios para ir a otras partes de Mogadiscio”, afirma el doctor Fuad, uno de los médicos de la clínica de MSF en la capital somalí.

Muchos de los que pueden permitirse huir de la ciudad ya lo están haciendo, pero asumiendo un alto riesgo. “Los puestos de control entre Mogadiscio y Galkayo no se parecen a nada que yo haya visto antes. Conseguí contabilizar 86 en 300 kilómetros, y en todos pedían dinero. A mitad de camino, el dinero ya no bastaba y nos lo quitaron todo”, cuenta un hombre entrevistado por el equipo de MSF en Galkayo, al norte de Mogadiscio.

MSF está haciendo todo lo posible por prestar asistencia médica y humanitaria a la población de Mogadiscio. Pero los habitantes de la ciudad, aún más que atención médica, necesitan seguridad. MSF hace un llamamiento a las facciones enfrentadas para que dejen de realizar ataques indiscriminados contra los civiles y respeten el Derecho Internacional Humanitario.