Sudán: Una amarga paz a orillas del Nilo

Durante tres semanas, msf.es publica un especial sobre la población del Alto Nilo, en el sur de Sudán. Una región particularmente afectada por el conflicto y donde a pesar de la firma de los acuerdos de paz, la situación sanitaria sigue siendo muy precaria.

MSF
17/03/2006

Guerra, violencia, enfermedad y miseria han devastado la vida de la población del sur de Sudán durante décadas. Ataques aéreos y terrestres contra ciudades y aldeas han acabado de golpe con la vida de muchas personas, mientras que otras perecieron debido a la desnutrición, la sed, las epidemias y toda una serie de enfermedades prevenibles. Se estima que en sur de Sudán han muerto más de dos millones de personas. Ahora tras largas negociaciones, la firma del acuerdo de paz ha abierto una puerta a la esperanza de que el sufrimiento finalmente haya acabado.

Muchas partes del sur de Sudán gozan de cierta estabilidad tras el final de los enfrentamientos, dando a la gente la oportunidad de regresar a sus hogares después de décadas en el exilio, reconstruir sus medios de sustento y beneficiarse de la paz y la salud de las que se habían visto privados durante toda su vida.

Pero a pesar de las vastas reservas de petróleo que tiene el país, enormes regiones carecen de electricidad, puentes o incluso unos pocos kilómetros de carretera. Éste es uno de los lugares menos desarrollados del planeta. Poco ha cambiado si miramos la salud de la población del Alto Nilo, una región particularmente afectada por el conflicto. La población explica a Médicos Sin Fronteras que las cosas han mejorado, que disfruta de una mayor seguridad aunque continúe muriendo por la falta de alimentos, agua potable y enfermedades como la diarrea, la malaria, la tuberculosis y el kala azar. Resumiendo, la carga de enfermedad para esta población es enorme y la mayoría de veces se trata de enfermedades prevenibles o fáciles de curar y otras que requieren programas secundarios de salud, pero en definitiva una carga demasiado pesada para los servicios existentes. E incluso cuando la región se encuentra en auge de crecimiento –con mercados llenos de nuevos productos y con el regreso de personas del norte o del extranjero– la paz se caracteriza por una sorprendente falta de movimiento en lo que a cobertura sanitaria se refiere.

Las clínicas de MSF en el Alto Nilo funcionan a pleno rendimiento proporcionando atención básica de salud a la población, pero aún así sólo pueden llegar a un pequeño número de personas. Hasta la fecha, son muy pocas las agencias humanitarias que planean ampliar sus actividades sanitarias. Se requiere mucha más acción, aunque sólo sea para proporcionar la asistencia más básica. Es de extrema importancia que se explote al máximo la oportunidad que ofrece el acuerdo de paz para poner de una vez por todas fin al sufrimiento de la población del Alto Nilo.