Sur Sudán: la historia de Davide

Tiene 55 años y vive en Sakure, en la frontera entre Congo y Sur Sudán. En este relato, que corresponde a un ataque que se produjo el miércoles 18 de octubre, Davide nos cuenta cómo él y su familia vivieron este episodio de violencia contra su pueblo.

MSF
24/12/2008

"A media noche escuchamos a los soldados del Ejército de Resistencia del Señor (LRA por sus siglas en inglés) pasar en dirección a Sakure. No era la primera vez que pasaban cerca de nuestras casas en sus incursiones en esta zona de Sudán. En otras ocasiones no habían hecho nada.

Eran las cinco de la mañana. Estábamos todos en casa cuando les escuchamos volver y salimos corriendo. Dejamos a nuestro hijo de dos años dentro de la casa. Un grupo grande de soldados del LRA llegó inmediatamente. Robaron todo lo que teníamos en la casa. Cuando acabaron el saqueo, quemaron la casa. Mi hijo estaba dentro de la casa, pero no podíamos hacer nada ya que eran muchos y estaban armados. Si nos hubiéramos acercado para salvarle nos hubieran matado, ellos matan a todas las personas que ven. Tengo más hijos y teníamos que huir.

No entendíamos porque nos atacaban, ni siquiera entendemos su idioma, no sabíamos lo que estaban diciendo. Permanecimos escondidos en el bosque.

Yo sólo tenia dos niños pequeños: uno es el que quemaron y el otro, que tiene 12 años, estaba con su tío y ahora lo tienen ellos. Nosotros nos quedamos escondidos en el bosque, pero no pudimos hacer nada. Se llevaron a todos los niños de entre 10 y 15 años.

Después huimos por caminos pequeños para no encontrarnos con ellos. Tuvimos que dormir en el bosque durante tres días hasta que llegamos a un sitio con población, aquí cerca del centro de salud.

Ahora dormimos bajo los árboles. He construido un tejado con hojas de palmera, pero estamos en la época de lluvias y tenemos muchas goteras. Nadie nos está ayudando, sólo hemos recibido un poco de comida y unas piezas de jabón tan pequeñas que las usa una persona en un día. La población de Sakure nos está ayudando, nos dan lo que pueden. Algunos refugiados están todavía peor que nosotros.

No podemos volver, no hasta que sepamos que el LRA se ha ido a Uganda. Escuchamos las noticias de la radio pero no lo creeremos hasta que no lo veamos con nuestros propios ojos. Rezo todos los días para que se marchen. Me siento impotente porque no puedo hacer nada por mi hijo. No tenemos ninguna noticia de él, no sabemos donde se lo han llevado, no podemos hacer nada. El gobierno tiene que negociar para que nos los devuelvan.

Rezo para que se marchen, para que se marchen a Uganda y nos devuelvan a nuestros hijos".