Vergonzosa actitud de la ONU con la población desplazada en Sudán del Sur

La vida de miles de personas corre un serio riesgo si no se actúa de inmediato.

MSF
09/04/2014

– En una clara demostración de indiferencia, altos funcionarios de la ONU han rechazado mejorar las condiciones de vida de los 21.000 desplazados que se refugian en un área propensa a inundarse de una de las bases de la Misión de Asistencia de la ONU en Sudán del Sur (UNMIS, por sus siglas en inglés). Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte de que todas estas personas estarán aún más expuestas a sufrir enfermedades y epidemias si permanecen allí. Pese a las repetidas peticiones por parte de las organizaciones humanitarias, la ONU no ha actuado sobre el terreno para mejorar las condiciones de vida de esta población cuyas posibilidades de supervivencia se ven cada día más amenazadas. MSF cuestiona el compromiso de la ONU para cubrir las necesidades de los grupos más vulnerables del país y pide una acción inmediata para salvar las vidas de las miles de personas que están en el campo de Tomping.

La base de UNMIS de Tomping en Juba, la capital del país, ha acogido desde hace meses a miles de personas que huyeron para salvar sus vidas cuando estalló el conflicto el pasado diciembre. Todos ellos están hacinados en las zonas bajas del recinto, que se inundan cada vez que llueve. En la clínica que MSF tiene en el campo de desplazados, las enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias y las enfermedades de la piel representan más del 60 por ciento de los casos tratados. MSF y otras organizaciones han pedido en varias ocasiones que se expandiera el campo a otra zona del recinto que está vacía y que es menos proclive a sufrir inundaciones, al menos como medida temporal para salvar vidas. Sin embargo, todas las solicitudes que se han hecho hasta la fecha han sido rechazadas.

“La decisión de la ONU de no mejorar las condiciones en Tomping es vergonzosa”, afirma Carolina López, coordinadora de la emergencia de MSF. “Durante las primeras lluvias de la temporada se colapsaron 150 letrinas, que se vieron desbordadas por la crecida del agua. La gente está viviendo en canales de desagüe naturales y hay una sola letrina por cada 65 personas. Las lluvias, que suelen durar unos seis meses, son cada día más intensas. Si no se hace nada inmediatamente, las consecuencias, que ya son terribles, pueden resultar fatídicas. Se debe expandir el campo de forma inmediata a zonas secas, ya sea como solución temporal o definitiva”.

El 3 de abril, Hilde Johnson, máxima responsable de UNMISS, afirmó que el campo de Tomping estaba en “riesgo inminente de convertirse en una trampa mortal’. Después anunció que se cerraría en mayo. El plan de la ONU para establecer un lugar alternativo, que se he visto retrasado una y otra vez, es poco realista. A lo largo de las últimas cinco semanas, el personal de la ONU sólo ha trasladado a 1.118 residentes a otra base de la UNMISS conocida localmente como la ‘Juba House’, en las afueras de la capital. Muchos de los residentes del campo dicen no querer moverse allí porque no se sentirían seguros. “En cualquier caso, aunque este plan fuera una opción válida hace un mes, trasladar a 20.000 personas a día de hoy hasta un lugar que no está preparado, con las lluvias ya empezando, no es realista. Es incomprensible que no se pueda usar un espacio que está ahí disponible”, afirma López. “Ahora dicen que no hay espacio suficiente en Tomping, pero este argumento es inaceptable cuando en el otro lado de la alambrada hay un parking y una zona de almacenaje seca”, concluye la coordinadora de MSF.

Tomping es el ejemplo más visible del cambio de rumbo que la ONU tiene que dar en todo el país. En otras zonas de Sudán del Sur hay miles de personas en campos de UNMISS que no están preparados ante la inminente llegada de las lluvias. Por ejemplo, en la base en Malakal, algunos datos provisionales recogidos por MSF indican que ya existe un índice de mortalidad muy alto. Sin embargo, las agencias de la ONU no hacen nada para mejorar la situación.

En Minkamman, un descampado que está fuera de otro complejo de la ONU, unas 82.000 personas que huyeron de los enfrentamientos de Bor viven en unas condiciones terriblemente duras. MSF tiene cuatro clínicas en las que se pasan unas 2.000 consultas a la semana, y con los problemas de saneamiento que hay, los equipos están muy preocupados por la posibilidad de que se den enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua. Ante la inminente llegada de la temporada de lluvias, la necesidad de poner medidas concretas en marcha se hace cada día más urgente. “Se están dando importantes retrasos en la puesta en marcha de las actividades de la ONU debido a la compleja burocracia interna a la que se enfrentan. Sus planes están trazados, pero a día de hoy no tienen infraestructuras preparadas”, insiste López.

“El 18 de marzo, la misión de la ONU en Sudán del Sur informó al Consejo de Seguridad de que la ‘Protección de Civiles es una de las prioridades clave”, afirma Jerome Oberreit, Secretario General de MSF. “La dirección de la ONU debe recordar que protección significa algo más que poner a la gente en un recinto cerrado. Es básico que las condiciones de vida sean buenas y para ello se requiere de una acción urgente y pragmática. La gente debe estar a salvo de las enfermedades además de la violencia”.

Testimonio de Mut Jock Koryom desde el campo de Tomping

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Mut Jock Koryom rodeado de su familia © Claudia Blume/MSF

No tenemos agua potable. Nuestra gente se pone enferma. Nuestros hijos cogieron el sarampión. El problema es que está llegando la temporada de lluvias. Algunas zonas se inundarán y eso traerá problemas. Sólo recibimos una manta y una lona de plástico. Con la época de lluvias llega el frío y no será suficiente.

La higiene es difícil de mantener. Los baños están muy llenos porque hay mucha gente y no son suficientes. Hay gente que nos habla de higiene en la comunidad. He visto sitios muy sucios.  A veces el agua potable se acaba a las 3 de la tarde porque somos mucha gente. Ahora recibimos comida tres veces.

El problema en el campo es que no hay sitio para moler el mijo con el que hacer harina. Hay gente que va fuera a  molerlo pero la seguridad no es buena, hay gente que ha desaparecido en la carretera.