Violencia en Mogadiscio: las consecuencias en la salud mental de los niños y sus madres

“La población de Mogadiscio vive en circunstancias muy difíciles y la gente está constantemente asustada por sus vidas o las de sus seres queridos”, afirma Kaz de Jong, experto en salud mental de MSF

MSF
21/12/2007

En una de las clínicas de Mogadiscio, Somalia, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) está actualmente asistiendo a niños menores de 12 años y a mujeres, muchos de los pacientes muestran problemas de comportamiento y problemas psicológicos serios relacionados con la violencia. Los niños están en estado de alerta y sufren incontinencia urinaria nocturna y ansiedad por separación.

Las madres no saben cómo enfrentarse al comportamiento de sus hijos. Muchas veces ellas mismas han estado expuestas a acontecimientos que pueden ser traumáticos como, por ejemplo, encontrarse en medio de fuego cruzado, ver cómo matan a alguien o ver cómo destrozan sus casas.

Durante los últimos meses, la población de Mogadiscio se ha enfrentado a proyectiles, disparos, robos y enfrentamientos a diario. “La población de Mogadiscio vive en circunstancias muy difíciles y la gente está constantemente asustada por sus vidas o las de sus seres queridos”, afirma Kaz de Jong, experto en salud mental de MSF, que acaba de volver de la capital somalí. “A estas alturas, todo el mundo ha estado expuesto a cierto grado de violencia. O bien han perdido a alguien o han sido testigos de algún asesinato o paliza o han temido por su seguridad”.

MSF trata entre 400 y 450 niños cada semana. “La mitad de los niños que vi en la clínica la semana pasada mostraban problemas de comportamiento”, añade “con síntomas como la agresividad y problemas de sueño”.

Muchas madres y mujeres embarazadas también mostraban signos de sufrir problemas psicológicos como falta de concentración, flashbacks, ansiedad, tristeza y falta de esperanza. “Estos signos les impiden funcionar y cuidar de sus hijos”, dice de Jong. “Debido a sus experiencias, parecen preocupadas con su condición. No quieren desatender a sus hijos pero no son capaces de prestarles atención”.

Además, los mecanismos de afrontamiento tradicionales como el apoyo de la familia se han reducido por el desplazamiento. “Muchas mujeres con las que hablé se han desplazado al menos una o dos veces, algunas incluso más a menudo”.

“Si la madre y los niños muestran estos síntomas de estrés y cambios de comportamiento”, dice de Jong, “los niños serán más vulnerables y la probabilidad de desnutrición y enfermedades infantiles aumentará”.