No tendría que daros las gracias, porque los deberes de humanidad, de cuidado y de atención, deberían venir de fábrica. Pero no lo hacen. Por el contrario, pareciera que la inhumanidad, el daño y la desatención son los engranajes de nuestras sociedades. Por eso, sí debo daros las gracias: porque en la inmediatez de la atención a las heridas de la inhumanidad, vuestro trabajo muestra que otra humanidad es todavía posible. O debería serlo.
No tendría que daros las gracias, porque los deberes de humanidad, de cuidado y de atención, deberían venir de fábrica. Pero no lo hacen. Por el contrario, pareciera que la inhumanidad, el daño y la desatención son los engranajes de nuestras sociedades. Por eso, sí debo daros las gracias: porque en la inmediatez de la atención a las heridas de la inhumanidad, vuestro trabajo muestra que otra humanidad es todavía posible. O debería serlo.