La madre de Sharhabila, de 2 años y medio, había visitado varios hospitales, pero su hija no mejoraba. Hasta que se enteró por un familiar de nuestro programa de nutrición en el Centro de Salud Primaria de Maiyama, en el estado de Kebbi, en Nigeria. Cuando Sharhabila llegó, la circunferencia de su brazo era de solo 110 mm: sufría desnutrición aguda severa.

Estuvo ingresada siete días, tomando leche terapéutica hasta volver a aceptar la comida. Y ya en su casa, con el alimento terapéutico preparado que le dispensamos, en solo seis semanas pudo volver a correr y a jugar.

 

En el noroeste de Nigeria hay una creciente crisis de desnutrición que amenaza la vida de decenas de miles de niños y niñas. Desde principios de 2022 hasta el mes de agosto, nuestros equipos, en colaboración con las autoridades sanitarias del país, trataron a casi 100.000 niños y niñas con desnutrición aguda de forma ambulatoria, y a 17.000 más que requirieron hospitalización.