Aumento sin precedentes de casos de sarna en los campos de refugiados de Cox’s Bazar, en Bangladesh

Esta enfermedad de la piel está aumentando entre la población refugiada rohingya que vive en los campos de Cox’s Bazar, en Bangladesh. El número de personas con sarna que acuden a nuestros servicios sanitarios es el más alto que hemos visto en tres años. 

MSF
31/03/2023

En las últimas semanas, cerca del 90% de todas las enfermedades de la piel tratadas en nuestras instalaciones en Balukhali, Goyalmara, Jamtoli y Kutapalong en Bangladesh, han sido por sarna. Alrededor del 80% de las y los pacientes tratados han sido niñas, niños y adolescentes menores de 15 años.

Los casos de enfermedades de la piel durante 2021 fueron más del doble en comparación con los de 2019: 73.000 personas fueron tratadas. Y las infecciones continuaron aumentando en 2022.   
 

 Shazeda Begun es una mujer bangladesí que ha venido a la clínica de MSF en Jamtoli con su hija Asma, de 8 años. Asma padece una grave infección de sarna.

 

Un aumento sin precedentes de casos de sarna potencialmente mortal 

Este aumento sin precedentes causó que algunas de nuestras instalaciones se quedaran sin medicamentos hace unas semanas o racionaran los que tenían en existencia, y solo pudieron tratar a las personas que acudieron con los síntomas más graves. Esta falta de medios para tratar a todas las personas con sarna también se sumó a la propagación de la infección en la comunidad. 

La sarna es una enfermedad de la piel causada por un ácaro microscópico que excava la capa superior de la piel, donde vive y pone sus huevos. Esto causa una picazón intensa e incesante y una erupción similar a un grano en la mayoría de las personas. La sarna generalmente afecta a las niñas y niños, pero si no se trata, puede propagarse rápidamente a toda la familia. 

Me pica la piel todo el día y no puedo dormir, apenas puedo comer… cuando la piel se rompe, sangro”, dijo una integrante de un grupo de mujeres, todas con sarna, en un refugio dentro del campo de Hakimpara.

Además de ser muy incómodo, rascarse puede causar roturas en la piel y una pequeña herida puede infectarse fácilmente. Las sobreinfecciones no tratadas, como la sepsis, pueden ser fatales y necesitan un seguimiento especializado. 

 

 

Ajmot Ullah es un refugiado rohingya, que ha venido a la clínica de MSF en Jamtoli con toda su familia. Su mujer y sus tres hijos padecen sarna.

 

 

Las malas condiciones de vida son la causa del aumento de los casos 

El drástico aumento en el número de casos de sarna está directamente relacionado con las condiciones de vida en el campo, donde las personas comparten espacios pequeños y estrechos y no tienen acceso adecuado al agua para lavar la ropa para vestir, la ropa de cama y asearse.Una vez que una persona contrae una infección altamente contagiosa, esta puede propagarse rápidamente y la reinfección también es muy probable. 

Erradicar la sarna en los campos para personas refugiadas rohingya densamente poblados es un reto.La enfermedad tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas que se enfrentan a condiciones difíciles.

“El bebé se despertaba entre 8 y 10 veces durante la noche y no paraba de llorar”, dijo Mohamed Salim, padre de un niño de 13 meses. “Justo antes de llevarlo a tratamiento, no podíamos levantarlo sin usar un paño para proteger su piel”. 

A las personas se les proporciona una cantidad de jabón que usan para asearse, lavar ropa y la ropa de cama, y los utensilios de cocina. Como la sarna se propaga a través del contacto prolongado de piel con piel o al compartir ropa de cama, por ejemplo, donde hay células de la piel, el lavado debe ser más frecuente.  

Sin embargo, esto puede ser un problema, especialmente para las mujeres. Las duchas se encuentran en áreas comunes y muchas mujeres no se sienten seguras, especialmente después del anochecer, debido a la inseguridad de los campos. 

“La fuente de agua está lejos y hay horarios establecidos, explica una mujer rohingya. “Me gustaría bañarme todos los días, pero me baño cada dos o tres días porque las duchas están fuera de la casa, lo que me incomoda”.  

Md AJu habla con el asistente médico de MSF Robiul Awal. Ha venido a la clínica de Jamtoli en busca de un tratamiento para la sarna.

 

 

Se necesitan soluciones a más largo plazo 

Estamos trabajando en un enfoque doble para combatir la infección, combinando un aumento de la disponibilidad de tratamiento en nuestras instalaciones junto con el trabajo con la comunidad. Nuestro equipo de promoción de la salud brinda educación sobre la salud a los hogares afectados sobre cómo desinfectar los espacios habitables y cómo implementar prácticas que limitarán el riesgo de volver a infectarse.

Han pasado casi cinco años desde que 800.000 rohingyas cruzaron la frontera de Bangladesh desde Myanmar para unirse a las personas que ya habían huido de los ciclos recurrentes de violencia ejercida contra ellas por el ejército de Myanmar. 

Hoy se estima que 920.000 personas viven en los campos, pero apenas han cambiado las infraestructuras, especialmente en lo que respecta al agua y el saneamiento. 

La respuesta de ayuda actual se basa en una intervención de emergencia de 2017, ahora obsoleta, y no está abordando las necesidades a largo plazo de las personas. La gran cantidad de casos de sarna que estamos viendo actualmente solo es un ejemplo del impacto de las condiciones de vida en la salud y el bienestar de las personas.

“Al trabajar en centros de salud abarrotados, priorizamos las condiciones médicas más graves, y por esta razón no pudimos ver el alcance de la prevalencia de la sarna hasta que tuvo un impacto negativo significativo en la población rohingya en los campos”, explica Mieke Steenssens, nuestra coordinadora médica. “Ahora estamos enfocados en brindar un tratamiento efectivo a la mayor cantidad de pacientes y sus contactos en el menor tiempo posible”.  

 

“Además, destacamos las mejoras que se deben realizar en las condiciones de vida de las personas”, dice. "La sarna suele ser bastante fácil de tratar y controlar, pero cuando las personas viven en condiciones como las de los campos de Cox's Bazar, los retos son múltiples".