Hablamos de inundaciones cuando grandes volúmenes de agua llegan de forma repentina a zonas que habitualmente están secas. Pueden producirse por lluvias torrenciales, desbordamiento de ríos, deshielos, maremotos o mareas.

Además de la pérdida de vidas humanas, pueden provocar daños en estructuras viarias y en edificios, así como la desaparición de cosechas y ganado. En una fase posterior, pueden surgir problemas de salud asociados a la falta de agua potable y a la presencia de desechos sólidos.

En el apartado Desastres naturales te contamos cómo respondemos a estas emergencias y cuáles son nuestras prioridades médicas y logísticas.