Resumir cinco décadas de ayuda médico-humanitaria no es tarea fácil.

Médicos Sin Fronteras nace en 1971, pero las raíces de la organización se hunden en la guerra de Biafra.

En 1967, tras años de convulsiones, la provincia nigeriana declara unilateralmente su independencia, y comienza un conflicto brutal. Biafra es cercada por el Ejército nigeriano: el bloqueo no tarda en provocar una hambruna que diezma a una población ya debilitada por la sequía. Esto ocurre ante los ojos impotentes del Comité Internacional de la Cruz Roja, que trabaja en Biafra y ve cómo incluso los hospitales son bombardeados. Varios miembros del equipo de la Cruz Roja consideran que la organización debería hacer más por denunciar lo que está ocurriendo, pero su mandato les impide hacerlo. Entre ellos hay médicos franceses que, de regreso a su país, deciden romper el silencio y hablan con la prensa.

Uno de los periódicos que recoge sus denuncias es Tonus, un semanario médico que estaba reclutando facultativos para crear una brigada internacional de emergencia. Médicos y periodistas deciden pasar de las palabras a los hechos y se unen bajo una nueva bandera: Médicos Sin Fronteras.

La asamblea constituyente se celebra en diciembre de 1971 en la redacción de Tonus, que anuncia en titulares el nacimiento de “una movilización de voluntades determinadas a derribar las fronteras que se alzan entre quienes tienen la vocación de salvar, de atender, y las víctimas de la barbarie humana y los desarreglos de la naturaleza”. Aún en plena Guerra Fría, la nueva organización defiende una acción médica independiente de intereses geopolíticos: se trata de acudir allí donde las poblaciones víctimas de la emergencia lo requieran, para prestarles asistencia médica urgente.

Desde entonces, hemos proporcionado asistencia médico-humanitaria en los principales conflictos y desastres de los últimos 50 años.

Así es Médicos Sin Fronteras