Refugiados y migrantes: este es el contraste entre la Cumbre de la ONU y la dura realidad

Exponemos las contradicciones entre los compromisos que los líderes de todo el mundo defienden en Nueva York y las políticas fronterizas aplicadas en el terreno.

MSF
19/09/2016

Los líderes de todo el mundo se han reunido este lunes para aprobar la Declaración de Nueva York, en la cual se comprometen a trabajar juntos “con un enfoque más coordinado y humano para hacer frente a los grandes movimientos de refugiados y migrantes”. Sin embargo, la realidad es otra.

De cara a esta cita, hemos querido hace un repaso de la situación actual en nueve emergencias que afectan a refugiados y migrantes. Se trata así de mostrar la realidad desde el punto de vista de los proyectos donde asistimos a algunos de los 65 millones de desplazados forzosos y de los 244 millones de migrantes en todo el mundo.

La cumbre de Nueva York se describe como una "oportunidad histórica de la que surja un modelo para mejorar la respuesta internacional", aseguran sus organizadores. Por desgracia, estas nobles aspiraciones van en contra de las acciones de muchos Estados que se espera ratifiquen la Declaración.

En este sentido, desde MSF buscamos mostrar las diferencias entre los compromisos adquiridos y la gravedad de las situaciones de las que sus equipos son testigo en el terreno. La descripción de estas nueve emergencias que viven refugiados y migrantes tiene como objetivo confrontar las declaraciones con los hechos. Además, revela el sufrimiento adicional que padecen personas que buscan seguridad y un futuro mejor, sufrimiento que han generado las restrictivas e ineficientes políticas de fronteras y de asilo.

 

Atrapados en el infierno

Mientras los líderes se sientan para anunciar sus promesas, 75.000 refugiados sirios están atrapados en la frontera de Jordania con Siria a pocos kilómetros del frente de guerra, 350.000 refugiados somalíes están en riesgo de ser enviados de vuelta a una zona de guerra en Dadaab (Kenia) y decenas de miles de personas están sufriendo un infierno en Libia mientras esperan su oportunidad para cruzar el Mediterráneo, donde ya han muerto 3.200 hombres, mujeres y niños en lo que llevamos de año.

En otras partes del mundo, solicitantes de asilo centroamericanos en México reciben un trato terrible bajo el Programa Frontera Sur, creado por Estados Unidos, los rohingyas ven como se les niegan sus derechos y son explotados en el sudeste asiático y 2,6 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus casas a causa de Boko Haram en el lago Chad (Nigeria).

En un momento en que el volumen de personas desplazadas por las guerras, las violaciones de los derechos humanos y los desastres naturales se ha disparado y los registros mundiales de desplazamiento rompen récords, las políticas migratorias restrictivas se están extendiendo como la pólvora de una región del mundo a otra.

A pesar de las declaraciones que los líderes mundiales adopten en la ONU el lunes; la devolución y el rechazo, la violencia por parte de las autoridades de los estados en las fronteras y los escuálidos campamentos se han convertido en la norma más que en la excepción de la respuesta internacional a la migración y al desplazamiento forzoso.

Para que los compromisos de la ONU adquieran sentido y se traduzcan en resultados concretos, los Estados tendrán que empezar por poner fin a las políticas de fronteras que limitan el derecho a solicitar asilo y que derivan en violaciones de los derechos humanos.

Si los dirigentes de los Estados miembros de la ONU realmente quieren hacer frente a la crisis mundial de desplazamientos, no precisan mejorar su respuesta, necesitan un cambio radical tanto de enfoque como de políticas.

Por todo ello, instamos a los líderes mundiales a no cerrar los ojos ante el sufrimiento que viven millones de refugiados y migrantes alrededor del mundo.