Millones de personas viven en una emergencia cotidiana, sometidas a conflictos armados, violencia y desplazamiento, a enfermedades endémicas y epidémicas, a desastres naturales, y a la exclusión de la atención sanitaria. Estas personas reciben una asistencia muy escasa y la mayor parte de sus necesidades más urgentes quedan sin respuesta: estas situaciones generan un enorme sufrimiento, y por ello son los contextos donde trabajamos habitualmente.
A partir del momento en el que la crisis se desencadena, cada minuto cuenta. El Fondo de Emergencias tiene un papel crucial en la rapidez de nuestra intervención: permite que el equipo humano de la Unidad de Emergencias esté siempre preparado para desplazarse al escenario de la crisis en cuestión de horas y que el material, organizado en kits especializados, esté listo para su envío inmediato.
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Guerras y violencia
La asistencia a las víctimas de la guerra y la violencia es una de nuestras prioridades.
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Desplazamientos y migraciones
Poblaciones desplazadas, refugiadas y migrantes sufren una gran vulnerabilidad.
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Epidemias
Son emergencias desatendidas que provocan muertes en su mayoría evitables.
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Enfermedades olvidadas
Millones de pacientes sufren porque son pobres y sus enfermedades no son negocio para las farmacéuticas.
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Exclusión de la atención sanitaria
Muchas personas no reciben atención médica sencillamente por ser quienes son.
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Desastres naturales
En estas situaciones la respuesta inmediata es crucial para salvar el máximo de vidas posible.
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Terremotos
En los seísmos, la rapidez de respuesta lo es todo.
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Ciclones, huracanes y tifones
Estos fenómenos pueden tener consecuencias catastróficas en las zonas costeras.
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Tsunamis
Son olas gigantes que avanzan a gran velocidad por el mar y que pueden ser devastadoras en tierra.
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Inundaciones
Pueden producirse lluvias torrenciales, desbordamiento de ríos, deshielos o maremotos.