6 claves para que la vacuna contra la COVID-19 sea igual y justa para todos

Mientras los gobiernos e instituciones filantrópicas invierten miles de millones en la investigación y el desarrollo de la vacuna contra la COVID-19, recordamos, una vez más, que debería ser un bien público global. Pero, ¿sabes qué significa?

MSF
16/11/2020
Equidad: el mundo no puede permitirse una guerra de futuras vacunas contra la COVID-19

¿Qué se puede (y debe) hacer para garantizar que la vacuna contra la COVID-19 esté realmente disponible y accesible para todos?

 

1. Compromisos

En primer lugar, los fondos que se entreguen a las empresas farmacéuticas deben estar sujetos a condiciones.

¿Sabías que se les está dando mucho dinero público casi de forma incondicional?

Toda esta inversión pública debe estar ligada a condiciones que beneficien a las personas, no a fines lucrativos de las compañías farmacéuticas.

De lo contrario, todo el poder de decisión sobre el destino de esta vacuna estará en manos de unas pocas empresas privadas.

 

2. A precio de coste

En segundo lugar, para garantizar que las personas, estén donde estén, puedan acceder a la vacuna contra la COVID-19, los gobiernos y las instituciones deben exigir que las empresas farmacéuticas se comprometan a vender cualquier posible futura vacuna contra la COVID-19 a precio de coste para proteger más vidas.

Esta pandemia no puede convertirse en una carrera de lucro a costa de millones de vidas.

 

3. Transparencia

En tercer lugar, todas las personas involucradas en la contribución de recursos públicos a la investigación, desarrollo y producción de la vacuna deben exigir que las empresas farmacéuticas sean transparentes sobre sus gastos y sobre la cantidad de dinero público que han recibido.

Todos pagamos estos costes a través de nuestros impuestos. Merecemos saber cómo se está utilizando este dinero.

 

4. Compartir los avances

En cuarto lugar, necesitamos que las nuevas tecnologías o avances se compartan mediante licencias abiertas y globales.

Si continuamos con un sistema de exclusividad, donde solo unas pocas empresas controlan estas tecnologías esenciales, existe un alto riesgo de que se produzcan muy pocas vacunas para todos.

 

5. Equidad

En quinto lugar, la distribución de estas vacunas no debe estar limitada por intereses económicos o políticos.

El mecanismo creado para asegurar que las vacunas lleguen a todos los países, incluidos los más pobres, se llama COVAX, un fondo global para la compra y distribución de futuras vacunas contra la COVID-19.

Para que COVAX funcione y llegue a todos, debe promover la transparencia, los precios bajos, el intercambio de tecnología y la participación de la sociedad civil.

También es fundamental que COVAX considere las voces de los países en desarrollo en todas sus decisiones.

 

6. Un bien público global

Finalmente, para que todos, en todas partes, sean de donde sean y estén donde estén, tengan acceso a la futura vacuna contra la COVID-19, esta no debe tratarse como una simple mercancía.

Para que sea realmente de un bien público global, no puede estar sujeta a monopolios creados por patentes y otras formas de derechos de propiedad intelectual.

Ahora, más que nunca, lo decimos alto y claro: ni la salud es una mercancía,  ni nuestro conocimiento científico colectivo es propiedad privada.