Sudán del Sur, Malaui, Afganistán, Haití, Mediterráneo, Serbia, Ucrania, Yemen, Nigeria y, por supuesto Siria. Estas 10 imágenes reflejan nuestro trabajo en varios rincones del mundo. Son unos pocos, pero significativos. En 2017 seguiremos trabajando por ofrecer asistencia a poblaciones en situación precaria y a víctimas de conflictos armados o de catástrofes naturales de origen natural o humano. Como siempre, lo haremos sin ninguna discriminación por raza, género, religión o ideología política.
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Un miembro de nuestro personal ayuda a un joven y a su familia a cruzar los pantanos en la isla de Kok, en Sudán del Sur, en pleno atardecer. Tras varios meses y por primera vez, acaban de recibir una distribución de alimentos en el problemático estado de Unidad, al norte del país.
Entre abril y noviembre de 2015 se produjo una radical escalada del conflicto en el estado de Unidad que obligó a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares. Muchos se escondieron en el bosque y en zonas pantanosas. Según los testimonios que hemos podido recoger, se produjeron ejecuciones, violaciones en masa y secuestros y pueblos enteros fueron destruidos.
© Dominic Nahr -
Durante las campañas que llevamos a cabo en Malaui, algunos pescadores como este se acercan a nuestro barco y la vacunación se realiza directamente sobre el agua.
El año pasado, Malaui sufrió las inundaciones más graves de las que se tiene memoria: casi 180 personas murieron y más de 200.000 tuvieron que dejar sus casas. Nuestras clínicas móviles realizaron 40.000 consultas ambulatorias, distribuyeron artículos de primera necesidad a más de 13.000 hogares y suministraron tres millones de litros de agua potable. Con ello pudimos contener una epidemia de cólera que se había declarado en el vecino Mozambique y se había extendido a Malaui.
© Aurélie Baumel/MSF -
Una niña espera en la sala de urgencias del hospital de Boost, en Lashkar Gah, (Helmand), en el sur de Afganistán.
Allí contamos con uno de los tres hospitales de referencia del país y que apoyamos desde hace siete años. Gracias a nuestro personal -700 personas contratadas localmente y 25 de origen internacional-, ofrecemos asistencia pediátrica y de maternidad, servicios de cirugía, medicina interna, urgencias y cuidados intensivos. Además, apoyamos en el diagnóstico y seguimiento de pacientes con tuberculosis, enfermedad que constituye una importante amenaza para la salud pública en Afganistán y a la que sin embargo se presta poca atención.
© Kadir Van Lohuizen/Noor -
Un hombre y su hijo permanecen sentados en una zona devastada por el huracán Matthew cerca de Port Salut, al suroeste de Haití. El pasado 4 de octubre, el huracán devastó gran parte del país.
Según nuestro personal en el terreno, tres meses después, aún hay pueblos remotos que no han recibido ayuda y el riesgo de cólera es latente. Falta comida, agua potable y refugios: en definitica, urge más compromiso internacional para ayudar a Haití.
© Andrew McConnell/Panos Pictures
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Una mujer y su bebé miran por la ventana antes de atracar a tierra.
En 2016, cerca de 170.000 personas llegaron a Italia tras jugarse la vida en el Mediterráneo central. Una de cada 9 fueron rescatadas por nuestros equipos del Dignity I, el Bourbon Argos y el Aquarius. No obstante, más de 4.650 personas murieron en el intento.
© Copyright: yann Merlin/SOS MEDITERRANEE
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Iwath es de origen iraquí pero ha tenido que huir a Serbia. “Queremos libertad y futuro, no tenemos libertad en mi país. Quiero continuar mi viaje, no puedo volver”, explica.
Como él, alrededor de 300 refugiados, sobre todo de Siria e Irak, protestan contra los controles fronterizos frente a un centro de recepción cercano a la estación de ferrocarril de Sid, al norte del país.
© Alex Yallop/MSF -
Una de nuestras voluntarias posa en el interior de una clínica móvil, en Mayorsk, Ucrania.
Hemos establecido puntos de primeros auxilios y suministro de agua para ayudar a la población que debía esperar largas colas, en condiciones meteorológicas extremas (por frío o calor), para cruzar la línea del frente en los puestos de control de Artemovsk-Gorlovka, Volnavakha-Donetsk y Mayorsk.
© Christopher Nunn/MSF -
Um Abdulramán sostiene a su hijo el pasado 20 de febrero de 2016, nacido durante la guerra y ahora desplazado en el campamento de los desplazados khmer en Amran, en el noroeste de Yemen. La familia tuvo que abandonar su hogar para escapar de los constantes ataques aéreos en la provincia septentrional de Saada. © Rawan Shaif -
Con solo 5 años, este niño se recupera de una operación de abdomen tras ser alcanzado por la metralla a raíz de varios ataques aéreos en el este de Alepo, en Siria.
Desde que comenzó en 2011, el conflicto sirio ha provocado la mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas necesitan desesperadamente ayuda humanitaria para sobrevivir.
Además, la situación durante los meses del asedio ha sido de una crueldad sin parangón. Incluso los pacientes, los hospitales, el personal médico y las ambulancias han sido objetivo deliberado de los bombardeos por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y rusas. En MSF denunciamos estos ataques y seguimos abogando por investigaciones independientes e imparciales. Porque incluso la guerra tiene sus reglas.
© Karam Almasri -
Varios pacientes esperan para inscribirse en el Centro de Nutrición Terapeútica (CNT) en Damboa, en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria.
Desde julio de 2016, uno de nuestros equipos trabaja en la zona tratando a los pacientes y mejorando la situación del agua y el saneamiento. Tres clínicas están funcionando diariamente en tres campamentos diferentes: la mayoría de los pacientes atendidos, especialmente niños, presentan síntomas de malnutrición aguda severa, malaria, diarrea y otras enfermedades relacionadas con la higiene.
En Nigeria, nada menos que 4,4 millones de personas necesitan alimentos. El conflicto entre Boko Haram y el Ejército nigeriano ha obligado a 2,6 millones de personas a huir de sus hogares en el estado de Borno, en el noreste del país. Los desplazamientos de población internos han dado pie a una crisis alimentaria sin precedentes.
© Ikram N'gadi