No deberíamos salir de Nauru, los refugiados sí

La política migratoria australiana se basa en separar a las familias y retener forzosamente a hombres, mujeres y niños en una isla remota por un tiempo indefinido, sin esperanza ni protección. Es cruel, inhumano y degradante. Ya suman cinco años.

MSF
15/10/2018

Médicos Sin Fronteras (MSF) condenamos enérgicamente la repentina decisión del gobierno de Nauru, un estado de Micronesia, en el océano Pacífico central, de cesar la prestación de los servicios de atención en salud mental que brindamos a los solicitantes de asilo, refugiados y a la comunidad local.

Y es que la situación de salud mental de los refugiados en la isla es más que desesperada, por lo que pedimos la evacuación inmediata de todos los solicitantes de asilo y refugiados de la isla, así como el fin a la política de detención australiana.

"Es absolutamente vergonzoso decir que ya no se necesita la atención en salud mental que ofrecemos; la situación de los refugiados que se encuentran indefinidamente en Nauru es devastadora. Durante los últimos 11 meses en Nauru he visto un número alarmante de intentos de suicidio e incidentes de autolesiones entre los refugiados, solicitantes de asilo, mujeres y niños que tratamos", lamenta nuestra psiquiatra Beth O'Connor. "Nos sorprendió particularmente la gran cantidad de niños con un estado de salud tan deteriorado que no podían comer, beber ni ir al baño".

Como corroboró nuestro análisis médico, los pacientes refugiados viven en un círculo vicioso de profunda desesperación y muchos han perdido la voluntad de vivir. Entre ellos, al menos 78 pacientes atendidos por MSF tuvieron ideas suicidas, se autolesionaron o realizaron actos suicidas. Niños de tan solo 9 años han dicho a nuestro personal que preferirían morir antes que vivir en un estado de desesperanza en Nauru. Entre los pacientes más gravemente enfermos se encuentran personas que fueron separadas de su familia inmediatamente como resultado de las políticas migratorias de Australia.

Durante los últimos 11 meses, nuestros psicólogos y psiquiatras han brindado atención crítica de salud mental para estabilizar y tratar los síntomas de docenas de pacientes. Sin embargo, no hay ninguna solución terapéutica que pueda considerarse para las personas mantenidas indefinidamente en Nauru. "Nuestros pacientes a menudo describen su situación como mucho peor que estar en prisión porque en la cárcel al menos saben cuándo pueden salir", continúa O'Connor. "Si bien en mi opinión profesional no hay una solución terapéutica para estos pacientes mientras estén atrapados en la isla, me temo que el cese de la atención psiquiátrica y psicológica de MSF en Nauru cobrará vidas".

Aunque muchos de los refugiados que se encuentran en Nauru ya habían sufrido un trauma en sus países de origen o durante su viaje, la política del Gobierno australiano de mantenerles en un centro de detención fuera del país es la que ha destruido su resiliencia y cualquier esperanza de que algún día tendrán una vida segura y significativa.

“Separar a las familias y retener forzosamente a hombres, mujeres y niños en una isla remota por un tiempo indefinido, sin esperanza ni protección, excepto en el caso de una emergencia médica, es cruel, inhumano y degradante", declara Paul McPhun, Director Ejecutivo de MSF Australia.

“Si bien el gobierno australiano describe esta detención como una política humanitaria, nuestra experiencia demuestra que no hay nada humanitario en salvar a la gente del mar solo para dejarlos en una prisión al aire libre en Nauru. Esta política debe detenerse inmediatamente y no debe ser replicada por ningún gobierno. No son los psiquiatras y psicólogos de MSF quienes deberían abandonar Nauru; son los cientos de solicitantes de asilo y refugiados que Australia ha atrapado en la isla durante los últimos cinco años quienes deberían irse".

En noviembre de 2017, MSF comenzamos a brindar servicios psicológicos y psiquiátricos gratuitos en la República de Nauru a los refugiados, solicitantes de asilo y la población local. Estos servicios se suspendieron el 5 de octubre de 2018 cuando el gobierno de Nauru informó a MSF que sus servicios "ya no eran necesarios" y solicitó que finalizáramos las actividades dentro de las siguientes 24 horas.

Casi todos los 900 solicitantes de asilo y refugiados en Nauru, incluidos 115 niños, han estado en la isla durante más de cinco años sin un proceso claro ni posibilidad de reasentamiento permanente.