“Huimos para sobrevivir”

Cuatro testimonios nos cuentan sus vivencias en plena crisis en el estado de Borno, noreste de Nigeria.

MSF
23/09/2016

Boulama Mala tiene 60 años. Actualmente vive en un campo de desplazados en Beni Shiekh, la capital de Kaga, un área en el oeste del estado de Borno. La mayoría de los desplazados del campo huyeron de la violencia en los pueblos vecinos y el resto del estado. Muchos llevan más de un año viviendo en Beni Shiekh.

“Boko Haram nos persiguió desde nuestro pueblo y acabamos aquí, en este campo. Estamos aquí porque nos atacaron”. Boulama Mala era de un pueblo situado a unos 25 kilómetros al sureste de Maiduguri, la capital del estado. “Vivo con mi esposa, mis hijos y mis nietos. En total somos 10. Cada día comemos gracias a lo poco que podamos vender. Si no vendemos nada, dormimos con el estómago vacío. A mi edad es complicado recoger leña para venderla y poder alimentar a 10 personas”.  

 

“Nos aterrorizó la llegada de Boko Haram. Por ellos estamos aquí”, comenta Ya Zara, de 40 años, que también vive en Beni Shiekh, el mismo campo de desplazados que Boulama. “Ahora no tenemos nada, huimos para sobrevivir. Solo intentamos salvarnos, no nos llevamos nada. Cultivamos para poder sobrevivir, pero las parcelas son muy pequeñas. No tenemos agua para beber ni nada para comer, ese es nuestro problema ahora mismo”.

 

Awa Mudu vive en el campo de desplazados de Kokerita, en Yobe, el estado situado justo al lado de Borno. “La única manera de sobrevivir aquí es recoger leña para cocinar y vender. Nos hace falta mucha madera, y a mi marido y a mí nos resulta complicado recogerla por la edad. Acabamos de volver del bosque y hemos recogido algunas hojas. No podemos vivir solo de hojas, pero es lo único que tenemos”.



“Nos amenazaron con armas de fuego mientras buscábamos madera. Pasamos mucho miedo, y aún tenemos miedo. No tenemos comida y eso es un problema muy grave para los niños. Nuestros hijos morirán de hambre pronto. Llevamos aquí casi tres años, y en este tiempo no nos han ayudado, en especial en cuanto a la distribución de alimentos. Hacemos lo que podemos nosotros mismos para sobrevivir”. Aissa vive actualmente en un campo de desplazados en Beni Shiekh con sus cinco hijos.