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04.02.2016

Pfizer intenta confundir a la opinión pública sobre investigación y desarrollo de medicamentos con publicidad engañosa en el metro de Londres

La empresa farmacéutica Pfizer ha instalado en la estación de metro londinense de Westminster anuncios con los que intenta justificar los desorbitados precios que las compañías farmacéuticas fijan por los medicamentos.

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Una de las creatividades asegura que un nuevo medicamento tiene un coste de investigación y desarrollo de 1.000 millones de libras. Con esta publicidad, Pfizer trata de influir sobre los miembros del Parlamento británico y en la opinión pública en general. De hecho, algunos de estos anuncios han sido ubicados en la salida del suburbano al Parlamento.

Manica Balasegaram, director de la Campaña de Acceso a medicamentos esenciales de Médicos Sin Fronteras responde a la campaña publicitaria de Pfizer y refuta los datos expresados en la misma:

"Pfizer está tratando de confundir y engañar tanto a los ciudadanos de Londres como a los parlamentarios con lo que ellos mismos denominan hechos necesarios para elaborar un medicamento. Todos sabemos que investigar y desarrollar un fármaco no cuesta 1.000 millones de libras. Incluso Andrew Witty consejero delegado de la multinacional GlaxoSmithKline (GSK) afirmó que este supuesto hecho era ‘uno de los grandes mitos de la industria farmacéutica’ ¿Por qué Pfizer no es honesta con la sociedad?

Las afirmaciones de Pfizer solo sirven para destacar el fracaso del sistema investigación y desarrollo (I + D). En su publicidad afirman que gastan 1.000 millones de libras en la I + D de un medicamento, pero no explican cómo han llegado a esa cifra. En Pfizer están encantados de decirnos que la I + D de un fármaco tiene un coste de 1.000 millones de libras, pero no nos dicen a cuánto asciende su contribución. La realidad es que son los contribuyentes quienes pagan la mayor parte de la factura; la parte sustancial de la I + D recae en el trabajo arduo de universidades y laboratorios sufragados por el Gobierno que son quienes, objetivamente, descubren los compuestos que se convierten en medicamentos superventas.

Empresas como Pfizer reivindican que están implicadas en la I + D cuando, en realidad, sólo compran, con el objetivo de obtener ingentes beneficios, compañías más pequeñas que han creado medicamentos superventas. Llevan a cabo esta estrategia al mismo tiempo que cierran sus instalaciones y divisiones de I+D – como la unidad de I+D antiinfecciosa en el Reino Unido – e ignoran el desarrollo de medicamentos que necesitamos de verdad.

El enfoque de negocio de Pfizer, reflejado y reproducido por muchos en la industria farmacéutica de hoy, contribuye a una situación como la actual en la que estamos a punto de quedarnos sin antibióticos que puedan tratar las infecciones bacterianas, o de que no existan tratamientos aprobados ni vacunas para enfermedades como el Ébola.

Pfizer factura al día casi 12 millones de libras en ventas solo con la vacuna contra el neumococo; sin embargo el precio de esta vacuna continúa fuera del alcance de muchos países en desarrollo donde casi un millón de niños muere cada año a causa de la neumonía.

Pfizer publicó ayer su cuenta de resultados en 2015 cuando obtuvo un beneficio neto de 7.171 millones de euros. No creemos, por tanto, que les deba resultar inadmisible poner la vacuna a disposición de todos los países en desarrollo a un precio de 5 dólares por niño las tres dosis.

En lugar de gastar dinero en campañas publicitarias engañosas, Pfizer podría salvar las vidas más niños reduciendo el precio de la vacuna contra la neumonía. En este sentido reiteramos nuestro llamamiento a la compañía para que baje su precio".

Médicos Sin Fronteras (MSF) tiene en marcha una campaña mundial #PonUnaVacuna para pedir a GSK y Pfizer que reduzcan su precio a 5 dólares (4,5 euros) por niño las tres dosis en todos los países en desarrollo y para las organizaciones humanitarias. La campaña también reclama a las farmacéuticas que revelen lo que cobran a cada país por la vacuna. Más de 150.000 personas han firmado ya el llamamiento, dirigido a los presidentes de Pfizer y GSK, Ian Read y Andrew Witty, respectivamente.